domingo, 30 de agosto de 2009

"Si no creyera en la locura"

Si yo creyera que todos en este mundo tenemos la misma oportunidad de enriquecernos, sólo dependiendo de nuestro propio esfuerzo, y que el gobierno no tiene porqué obligarnos a pagar impuestos para sostener a los que no se están esforzando tanto como nosotros... Si yo creyera que el mundo es para los fuertes y no para los débiles o los enfermos... Si creyera que los impuestos premian a los perezosos y castigan a los emprendedores... Si creyera que para el "éxito" sólo se necesita constancia y no dinero, y que prueba de ello son los "pobres" que alcanzaron el "sueño americano". Si creyera que mi talento me hace merecedor a más cosas que los demás. Si creyera en una sociedad que le entrega exhorbitantes sumas de dinero a las personas que tienen algún talento especial, mientras que a millones de personas sin talento no se les da nada y se les dice que ellos también pueden hacerlo. Si una sóla de esas cosas ocurriera, me iría a vivir a un país de derecha.

Pero creo que no es cierto que todo el mundo tiene la misma oportunidad en una sociedad capitalista: primero, porque el que tiene más dinero tiene mejor salud y educación, y mejores opciones laborales; y segundo, porque sólo con mucho dinero pueden hacerse grandes inversiones: se necesita tener dinero para conseguir más dinero, y algunos nacen con muchísimo capital (económico y social) mientras otros nacen con nada, o en grupos sociales cubiertos de enormes prejuicios, o en países sin la posibilidad de acceder a ello. Otros no tenemos tanto dinero, pero nacemos con talentos físicos o mentales que la sociedad valora; otros tienen la suerte de nacer con buena salud, en un país en paz y con una buena economía; así que, en general, la gente que logra ese éxito capitalista es gente que ha tenido algún tipo de privilegio que la gran mayoría de los seres humanos del planeta no tiene. Por eso, no es justo. Creo que pertenezco a ese sector "privilegiado", así que entiendo que en lo mío no hay sólo mi esfuerzo (que ha sido grande) sino una gran suerte que muchos no han tenido. Además, no sé si siempre seré un privilegiado, o si mis seres queridos lo serán, no sé si me espera un accidente o una enfermedad graves, y por eso creo en que los privilegiados paguemos impuestos para ayudar a los que no lo son, y no me importa dar un tercio de mi sueldo para ello, primero por justicia, y segundo porque algún día el necesitado puedo ser yo o los míos. Creo en el "Hoy por tí, mañana por mí". Más aún, porque una sociedad vive en paz cuando no hay grandes diferencias económicas, así que, ofreciendo mi dinero a los más necesitados, pago por la paz que no existe en un sistema injusto. Creo que se necesita verdadera igualdad en cuanto a salud, educación e ingresos, y por eso no me gustaría vivir en un país de derecha.

Si creyera que los indicadores más importantes del éxito de un gobierno son el producto interno bruto, el aumento de inversiones extranjeras, o la construcción de obras de infraestructura para el comercio internacional, me iría sin dudar a un país derechista. Pero creo que, antes que los indicadores de la economía en general, está cómo se reparte esa riqueza: qué porcentaje de la población posee y qué porcentaje carece de salud, vivienda y educación dignas. Prefiero una sociedad donde haya menos riqueza pero mejor repartida, a una donde haya más riqueza pero se la lleve una élite cada vez más pequeña. Prefiero un niño sin hambre a una nueva carretera. Y por eso considero exitosos a los gobiernos de izquierda.

Si creyera que para conseguir la paz al interior de un país hay que hacer una mayor inversión en gasto militar y policía, o implantar penas más severas, me iría para un país de derecha. Pero creo en un país donde todos paguen impuestos de acuerdo con sus capacidades, y esos impuestos vayan a los más pobres; y así, cuando las diferencias entre ricos y pobres no fueran tan grandes, la violencia, fruto de la injusticia social, disminuiría. Por eso, prefiero un país de izquierda.

Si creyera que las instituciones de seguridad social son lentas, burocráticas y costosas para el gobierno, y por lo tanto, es mejor cerrarlas y dar esa labor a entidades privadas, me iría a un país de derechas. Pero creo que las entidades privadas sólo buscan maximizar su ganancia, así que terminarán ofreciendo buenos productos a quien tenga mucho dinero, malos productos a quien tenga poco dinero y ningún producto a quien no tenga nada. Creo que esto es injusto y que puede generar inestabilidad en una sociedad. Creo además que las empresas privadas son negocios que pueden terminarse sin previo aviso y no me interesa jugar así con mi seguridad social; prefiero un estado que se compromete a darme una vejez segura. Por eso, prefiero una política de izquierda.

Si yo creyera que existe alguna religión, cristiana, musulmana, hindú o la que sea, que deba considerarse como religión oficial del estado, y que deba ser enseñada en las escuelas, y que sus símbolos y ritos den la bendición a las actividades del gobierno, y que la renuncia a la misma sea castigada o, por lo menos, mal vista, y que sus ideas prevalezcan sobre la declaración universal de derechos humanos y sobre las evidencias científicas, hasta tal punto que tengan el poder de invitar al desprecio hacia la constitución y la ley o a la renuncia a tratamientos médicos. Si eso creyera, buscaría un país de derechas (de la religión a la que quisiera cederle tal poder)...
Pero creo en la libertad de pensamiento, y como parte de ello en la libertad de culto, y en que cada persona tiene el derecho a pertenecer a la religión que desee, o a no tener ninguna religión, o a inventarse una propia; creo en la libertad de expresión, y en que cada quien pueda hablar de sus ideas religiosas, practicar sus ritos y mostrar sus símbolos sin temor a ser perseguido por ello; y creo, a la vez, que la religión organizada debe estar sujeta a las mismas leyes que todas las demás empresas humanas, no por encima de ellas, así que debe respetar los derechos humanos, las otras religiones, el conocimiento científico, la vida y la sociedad humanas; debe ser juzgada por sus crímenes, carecer de preferencias económicas y de todo poder para manipular la justicia, la educación, la salud o el conocimiento científico de una sociedad. Como creo en la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la separación iglesia-estado y la no intromisión de la iglesia en el conocimiento científico, busco un país de izquierdas...

Si quisiera ser una ficha de un gran juego de "Monopoly" humano, en donde uno sólo se va a quedar con todo y los demás van a ir, lentamente, saliendo del juego... Si no creyera que ser de derecha es egoísta, anti-social y un juego a la ruleta rusa con nuestra propia vejez y la suerte de nuestros hijos... Allá me iría: a los EEUU, a Colombia, o a Perú... Pero no es así... Prestando palabras de Rosa Luxemburgo, porque creo que una sociedad de derecha es lo más parecido a la barbarie. Prestando palabras de Silvio Rodríguez, porque creo en la locura. Porque creo en los que luchan. Por eso, me vine a un país de izquierda.

PD: Finalmente, si creyera que los grupos económicos tienen igual derecho que todo el mundo a manejar medios de comunicación y mostrar las noticias, o que ofrecen mayor calidad porque tienen más dinero, me iría definitivamente a un país de derecha. Pero creo que los grupos económicos usan los medios de comunicación para favorecer sus intereses, satanizar a quienes atenten contra las ganancias de sus empresas, ensalzar políticos que los favorezcan, presentar la realidad sólo desde el punto de vista de las élites, repetir hasta el cansancio porqué las élites son más lindas, buenas y mejores que el pueblo (y que el pueblo debe aspirar a ser como ellos)... Y yo creo en la democratización de los medios de comunicación, el estímulo a los medios de comunicación de cada barrio y ciudad, el estímulo a los medios de información y crítica unipersonales (blogs, etc), los medios masivos (Tv) bajo el control estricto del pueblo (parte del estado, sujetos a voto popular), y límites claros en cuanto al uso de la propaganda. En ese sentido, creo que me voy más a la izquierda que muchos países de izquierda... pero aquí los espero...


domingo, 18 de enero de 2009

Palabras de borracho --Enfrentando el racismo desde su cuna

Los recientes actos xenófobos en Europa oriental, junto a una que otra frase que escuché en algún lugar de La Mancha, me han motivado a escribir unas cuantas líneas para sustentar la tesis de que el racismo y la xenofobia existen en formas mucho más sutiles que la segregación y la violencia racial, y que es en esas instancias en las cuales hay que actuar para evitar sus consecuencias funestas. Nótese que en este escrito deliberadamente confundo tres tipos de fenómenos: el racismo, la xenofobia y lo que ahora se llama ser “políticamente incorrecto”. Los ejemplos que menciono pueden caer en una de estas tres categorías dependiendo si la fuente de la agresión es la raza, la procedencia o si, en lugar de una agresión explícita, lo que hay es una insensibilidad hacia estos fenómenos que se manifiesta en un lenguaje descuidado (como el “negro”, pronunciado “nigro”, en los Estados Unidos, o el “sudaca” en España). Sin embargo, los he mezclado con el fin de sugerir que los orígenes, las consecuencias y la forma de enfrentar la problemática podrían ser aproximadamente las mismas.

*** Diversos orígenes y niveles de racismo

Catalogar a un fenómeno como racista implica la capacidad de distinguir un evento racista de uno que no lo es, lo que de por sí es ya un problema teórico. Sin embargo, la literatura está llena de aproximaciones que pueden orientarnos: En primer lugar, podemos revisar la definición del racismo y la interpretación de sus orígenes: Para Weber, el racismo era una forma en que las personas pertenecientes a una clase social inferior encontraban alguien a quien colocar en una clase aún inferior a ellos. Para Durkheim, era un "chivo expiatorio" sobre el que la sociedad descargaba sus responsabilidades. Para algunos autores marxistas, el racismo es una parte del proceso de encubrimiento de las relaciones de explotación y dominación. Para Adorno, el racismo se corresponde con un tipo de personalidad autoritaria que se forma desde la infancia. Para Kristeva, desde un enfoque psicoanalítico, es una incapacidad del ego para manejar la presencia de lo diferente. H. Arendt lo identifica como un artificio creado en función de los intereses de una clase dominante. Finalmente, autores como Poliakov proponen definir el racismo como un mito que unifica elementos diversos del imaginario social en una representación simplificada del mundo. La idea racista tendría entonces la capacidad de integrar percepciones aisladas en una explicación simple (aunque no sólida) de los problemas que más aquejan a las personas (por ejemplo, la inseguridad, la falta de empleo, etc) junto con algunas de sus convenciones sociales (estéticas, religiosas, etc). El “chivo expiatorio” sería un mito que, por ende, se construye mediante el mismo proceso de repetición que se construyen todos los mitos.

Las explicaciones oscilan entre un enfoque sociológico que considera al racismo como un mecanismo producto de relaciones entre grupos sociales, un enfoque psicológico que se centra en la mente de un individuo en particular, y también un enfoque como explicación mítica construida a partir de ideas dispersas en la sociedad. Como todo en ciencias sociales, todos los factores podrían ser ciertos y darse con más fuerza en una u otra situación (por ejemplo, Weber llegó a su teoría tras notar que fueron los blancos pobres de los Estados Unidos quienes iniciaron el racismo contra los negros), así que el enfoque adecuado podría depender de la población bajo estudio.

Un segundo problema teórico es si el racismo existe como una manifestación única o si existe en diversos niveles. La literatura privilegia la segunda imagen. Taguieff, por ejemplo, señala tres niveles de racismo: a) Elaboraciones doctrinales o ideologías, b) Prejuicios, opiniones y actitudes, c) Conductas o prácticas (discriminación, segregación o violencia). Es fácil reconocer el racismo en las ideologías tipo nazi, apartheid o KKK; pero, para muchas personas, es muy difícil reconocerlo en sus propias conductas (cuando discriminan o segregan o agreden físicamente por motivos raciales), y es aún más difícil reconocerlo en sus prejuicios y actitudes. De hecho, Michel Wievorka postula que el racista no tiene conciencia plena de sus actos. El problema es aún mayor cuando consideramos que algunas actitudes, como el lenguaje empleado, la burla, el estereotipo e incluso la trivialización de la tragedia y de la protesta antiracista, son socialmente tolerados en muchos países, y el término “racismo” se reserva a las prácticas de discriminación y violencia. Los otros niveles del racismo son peligrosamente ignorados y allí se encuentra la importancia de hacer énfasis en la existencia de los mismos. En adición a la anterior, Wieviorka ha generado una clasificación basada en lo que llama "formas elementales del racismo": el prejuicio, la discriminación, la segregación y la violencia, y, de acuerdo con la presencia o ausencia de estos elementos, y sus alcances políticos, clasifica el racismo en cuatro niveles: Infraracismo, racismo en brotes, racismo politizado y racismo estatal.

Desde el punto de vista de las ciencias sociales, la identificación de un hecho como racista depende entonces del enfoque teórico de base y del nivel de racismo en que se pueda catalogar el evento en cuestión. Sin embargo, ya que a la palabra "racismo" le ha sido adjuntada una connotación peyorativa (como debe ser), es bien difícil que las personas acepten que exista algo de racismo en sus actitudes. Opiniones racistas pueden ser defendidas al ser consideradas criterios estéticos o valoraciones puntuales sin mayor alcance (p.ej., el caso explicado de que una frase aislada no es racista si no implica una conducta racista o la adhesión a una ideología), o se puede acudir a un sinnúmero de excusas populares que mencionaré más adelante; además, el énfasis en el tema genera resistencia; para la muestra, una frase de la vida real, que escuché en España: "Ahora todo lo que le pase a un ecuatoriano es racismo"...

*** El racismo es inexcusable

Malibu, California, USA: El 28 de julio de 2006, el actor y director Mel Gibson es arrestado por conducir a 140 km/hr y en estado de embriaguez. El oficial de policía a cargo del arresto reporta que Gibson pronunció varias frases ofensivas hacia los judíos, dado el origen del mencionado policía: "Fucking Jews... Jews are responsible for all the wars in the world... Are you a Jew?". El 29 de julio, Gibson emitió un comunicado de prensa diciendo que: "After drinking alcohol on Thursday night, I did a number of things that were very wrong... I acted like a person completely out of control when I was arrested, and said things that I do not believe to be true and which are despicable. I am deeply ashamed of everything I said and I apologize to anyone who I have offended". En pocas palabras, Gibson reconoce que, al haber estado borracho, estaba fuera de control y dijo cosas que no siente...

Menos conocido, Sergi Xavier es un pobre diablo nacido en España, quien saltó a la fama tras un video en el que se le ve entrar a un transporte público, hablando por teléfono, y según los testigos usando frases como "matar al moro", y de repente la emprende a palmadas, tocadas de seno y una violenta patada contra una joven ecuatoriana que simplemente iba sentada al lado opuesto, mientras le soltaba frases del tipo "inmigrante de mierda". Estos son apartes de su justificación frente a la prensa: "Cuando tú vas borracho, sabes lo que haces? No... yo ni me acuerdo casi... lo recuerdo borroso y me está costando recordarlo... nunca he tenido nada de racista"...

Estos son dos de los casos más sonados en los últimos años y, tristemente, son sólo la punta de un iceberg que amenaza al mundo entero. En ambos casos, los victimarios insultaron o agredieron a otra persona con motivaciones raciales o de procedencia, pero se justificaron de la misma manera: Estaban borrachos y no sabían lo que hacían... Tal defensa niega el racismo o la xenofobia y destaca el hecho como aislado e intrascendente. Aparte de la ebriedad, se encuentran muchas otras excusas para justificar acciones del mismo tipo: “estaba pasando por un mal momento y no sé lo que dije”, “sentí mucha rabia hacia esa persona y sólo dije algo que pudiera herirla, pero no porque yo lo piense así”, “él es así, habla sin pensar, es un bocón, dice locuras, pero es una buena persona”... El efecto en la argumentación es análogo al del alcohol, pues desvía la responsabilidad de la persona y la dirige hacia un factor adicional que se nos obliga a tener en cuenta.

Hay al menos dos puntos de vista desde los cuales este tipo de defensa al racismo puede ser criticada: Primero, es cuestionable el hecho de que hayan dicho algo que no pensaban, que usaron palabras incorrectas, etcétera: Qué hace usted cuando se emborracha? Sale a insultar judíos? Sale a patear ecuatorianos? Existe la mínima posibilidad de que, en estado de embriaguez, yo salga a asesinar africanos? Porque, si el alcohol tiene ese efecto, entonces debe ser prohibido y todo ser humano razonable debe renunciar a él; pero, si no es cierto, entonces no se puede responsabilizar al alcohol. El mismo silogismo podría ser aplicado a las otras excusas mencionadas, es decir, si usted no puede controlar sus reacciones o su forma de expresarse, usted necesita estar interno bajo tratamiento psiquiátrico; pero, si no es tan grave, entonces debe asumir su responsabilidad... En este orden de ideas, queda la sensación de que algo no anda bien con estas personas, que guardan pensamientos sólo frenados por convenciones sociales, y que de pronto estallan, pero, por supuesto, esto no es más que una sensación, no es una prueba, así que no voy a profundizar esta línea de argumentación. Ahora bien, en segundo lugar, independientemente de las convicciones reales del agresor, hay que detenerse en el efecto de estos pronunciamientos. Las convicciones del agresor son bien difíciles de probar, así que sólo nos quedan la sospecha a los desconfiados y la esperanza a los optimistas, pero las consecuencias de las palabras y acciones necesitan una discusión más profunda.

*** Las consecuencias del racismo

Nada tiene que ver que el agresor sea una buena persona. Nada tiene que ver que sólo haya hecho un pronunciamiento racista o xenófobo para herir a un contrincante, sin creerlo en verdad. Las ideas en política son peligrosas porque sus consecuencias se miden en litros de sangre. La tiranía humana ha creado heridas por doquier y el hablar sin pensar puede remover esas heridas y llevar a desgracias. En términos informales, digamos que cada acción desencadena su reacción, no es un incidente aislado del resto del universo, deja su huella en los demás, y por eso es que hay que criticarla. Cada expresión de racismo, sea suave o más fuerte, contribuye al fortalecimiento del mito. Las tenebrosas rejas eléctricas de Auschwitz no brotaron de la tierra como flores; crecieron alimentadas de la ignorancia del pueblo alemán. La sumatoria de los comentarios y acciones irresponsables lleva a la construcción de ideas socialmente toleradas y estas son el sustrato sobre el que se apoyan proyectos demenciales y genocidas, así que las tragedias racistas y xenófobas no se combaten cuando aparece el loco que vuelca una población hacia un proyecto genocida sino desde el momento en que dicho proyecto se empieza a construir con una palabra descuidada de un niño o adulto irresponsable. La historia está plagada de ejemplos de propaganda racista y xenófoba a la que le sigue la aparición de escuadrones de la muerte, como muestra clara del vínculo entre la palabra y la violencia... Una palabra que simboliza una violación a la dignidad humana no es una simple o infortunada palabrita. Los estadounidenses deben entender el efecto de llamarse a sí mismos "los americanos", los españoles deben entender el efecto de llamar a los árabes "los moros", los suecos deben entender la dimensión de llamar a los extranjeros los "svartkalle" (cabeza-negras). El ser políticamente correcto debe ser parte de la educación en un mundo globalizado.

Es por esto que toda acción racista o xenófoba debe ser examinada sin atenuantes, y acompañada de acciones educativas o policivas dependiendo de su gravedad. Desafortunadamente, mucha gente cree en los sistemas de excusas previamente mencionados y están convencidos de que viven en mundos bastante cercanos al rosa; nadie mide lo que un Mel Gibson piensa en verdad o no; y, lo peor, nadie mide las consecuencias de sus palabras. Cuántas “palabras de borracho” habrán caldeado Sudáfrica... y cada guerra de odio... y cada genocidio...?

*** Las soluciones

Lo que siento es que no hay que esperar a desarrollar todas las etapas del racismo (o la xenofobia) para que la sociedad actúe. No se puede esperar a que el racismo sea un acto criminal para enfrentarlo, sino que es necesario pararlo desde el momento en que es comentario irreflexivo o burla sin mayor pretensión. La educación en reconocimiento de los diferentes niveles de racismo, en los orígenes del racismo y lo que él nos dice de nuestra propia condición, así como en el uso de un discurso políticamente correcto (necesario por razones históricas), debe preceder a las acciones policivas contra criminales, a los cuales es muy sencillo señalar como enfermos desligados de un proceso que ha sido construido entre todos. Como ya dije, para Wievorka, el racista no tiene conciencia plena de sus actos, así que la solución pasa por crear conciencia tanto en el opresor como en la víctima. Yo pienso que hay muchos que sí la tienen y aún así trabajan arduamente por encontrar justificaciones; sin embargo, estoy de acuerdo en que la respuesta pasa por los actos educativos, sean manifestaciones explícitas de nuestro pensamiento o campañas de mayor alcance. Educación y cero excusas. La situación es, por supuesto, aún más preocupante cuando pensamos que cada manifestación pública de esas ideas es la expresión de muchos que las mantienen en privado, y que tal vez no influyen en sus amigos pero sí en sus hijos, lo que es una situación aún más complicada. Pero no veo otro camino distinto a intentarlo, así sea un camino plagado de sinsabores. Para no ir muy lejos, a mí, la defensa de estos principios me acaba de costar el perder una amistad, justamente mientras escribo estas líneas. Pero, por los millones de víctimas del racismo alrededor del mundo; por las dos muchachas ecuatorianas abusadas en España; por mis hijas, que son lo más importante, ni un paso atrás... Hay que enfrentar el racismo desde su cuna... Nadie dice que va a ser fácil.

*** Referencias

* Diccionario Crítico de Ciencias Sociales, Racismo, http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/R/racismo.htm
* Facebook, Grupo “No a la Xenofobia”, http://www.facebook.com/home.php?#/group.php?gid=23101347073
* Facebook, Grupo “No to Racism”, http://www.facebook.com/home.php?#/group.php?gid=21394226534
* Wikipedia, Mel Gibson DUI Incident, http://en.wikipedia.org/wiki/Mel_Gibson_DUI_incident


"We are not a minority!!!"

domingo, 26 de octubre de 2008

Canción Protesta

Me gusta la “Canción Protesta” que el grupo “Aterciopelados” sacó el año pasado: Me gusta el mensaje central (“Suena otra canción protesta / pero no la llamen terrorista”1), que le cae como anillo al dedo a todos los gobiernos del mundo (incluido el colombiano) que se tomaron la palabra “terrorismo” para criminalizar la oposición y la protesta social, y me gusta también el corto homenaje que, simplemente mencionando sus nombres, le hace a algunos de los más famosos músicos protesta: John Lennon, Bob Dylan y Joan Baez, en los EEUU, y Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Silvio Rodríguez, Víctor Heredia, Alí Primera y otros, en nuestra Latinoamérica. Muchos más pudieron haber sido incluidos: clásicos de la música protesta en EEUU, como Pete Seeger; hippies como Jefferson Airplane; punkeros como The Clash, Anti-Flag, Dead Kennedys, Patti Smith o Green Day; rockeros en español como Ignacio Copani, Los Prisioneros o Molotov; ska's como Los Fabulosos Cadillacs; metaleros como Rage against the machine, System of a down o Sepultura; raperos como Public Enemy, Black Eyed Peas o incluso Eminem; rockeros como Bruce Springsteen, Pearl Jam o todos los participantes de los discos “Rock against Bush” (que ya van por el segundo volumen)... pues han sido tantos los escenarios cubiertos por la música protesta: La guerra civil española, la discriminación racial gringa y sudafricana, la injusticia social latinoamericana, la oposición a las guerras varias que arman los gringos, los derechos de las mujeres...

Me emociona que aún exista alguien con el valor de sacar una canción de este tipo en un país donde la crítica se interpreta como ofensa y como delito (detalle que basta para caracterizarla como una sociedad autoritarista y antidemocrática), y me recuerda la importancia que la música ha tenido desde siempre. En primer lugar, en la denuncia de la injusticia social y los crímenes de las oligarquías, como cuando Mercedes Sosa canta: “Duerme, duerme negrito / Que tu mama está en el campo, negrito / ... / Trabajando, duramente, trabajando, sí / Trabajando y va de luto / ... / Trabajando y no le pagan / ... / Trabajando y va tosiendo / Trabajando, sí / Pa'l negrito chiquitito2... o cuando Los Fabulosos Cadillacs denuncian las desapariciones forzadas provocadas por fuerzas armadas clandestinas al servicio de los más pudientes: “A dónde van los desaparecidos / busca en el agua y en los matorrales / y por qué es que se desaparecen / por que no todos somos iguales / y cuándo vuelve el desaparecido / cada vez que lo traiga el pensamiento3... En segundo lugar, la música ha sido fuente de fortaleza para la resistencia: Desde “We shall overcome” (“We shall overcome, some day / ... / We'll walk hand in hand, some day / ... / We shall live in peace, some day4), hasta los himnos de la protesta “No pasarán” (“Quiere pasar el fascismo mamita mía y no pasa nadie, no pasa nadie”), “El pueblo unido jamás será vencido”, o “Canción con todos” (“Todas las voces todas / todas las manos todas / toda la sangre puede ser canción en el viento / Canta conmigo, canta / hermano americano / libera tu esperanza con un grito en la voz5)... Finalmente, la música protesta nos educa en teoría de la democracia: la importancia del voto, de la discusión crítica y de la separación de poderes, conocimientos que Molotov resume en una máxima muy fácil de recordar: “Si le das más poder al poder / más duro te van a venir a joder6...

Pero, más allá, lo que han hecho estas canciones es conservar para la historia la esencia de todas las ideologías, que es ese sentimiento que las motiva, antes de que se pierdan en los detalles y las formas, en las consecuencias imprevistas o en la perversión por parte de los más indecorosos de sus hijos. Y, aún cuando la ideología fracase porque se pierde en discusiones acerca de nimiedades, porque sus consecuencias la probaron incorrecta, porque algunos de sus hijos la hicieron pedazos con sus actos, o porque sus enemigos se encarguen de amplificar sus problemas para satanizarla, las canciones nos recuerdan que el sentimiento que las motivó sigue igual de vigente, la misma injusticia, el mismo abuso de poder, las mismas mentiras, el mismo dolor y la misma esperanza...


Son muchos los mensajes que podríamos extraer de sus canciones. Pero, por ahora, hay unos cuantos que quisiera traer a colación:

En la costa caribe colombiana es en donde mejor se ve que Colombia es una especie de régimen feudal, donde los señores feudales basan su fortuna en uno de varios negocios legales (vacas o, ahora, palmas) o ilegales (drogas, robos de tierra y corrupción política), mientras millones de siervos les rendimos pleitesía. Mafias, oligarquías, clase política y sector privado, se comportan a veces como una red siniestra, a veces como diferentes estados de una misma sustancia. Manu Chao lo representó en un personaje a quien llamó “Señor Matanza”: “Esta ciudad es propiedad del Señor Matanza / Esa joya, esa mina y esa finca y ese mar, ese paramilitar, son propiedad del Señor Matanza / Ese federal, ese chivato y ese sapo, el sindicato y el obispo, el general, son propiedad del Señor Matanza... El decide lo que va / Dice lo que no será / Decide quién la paga, dice quién vivirá7... Lo que en Colombia no entendimos en ese 1994 fue que el “Señor Matanza” no sólo era el temido Pablo Escobar ni ningún otro enemigo de turno, sino que éramos toda una sociedad narco-facho-feudalista, repleta de estos personajes. De alguna manera, los proyectos confluyen: Los “gremios” con sus intereses en políticas que favorezcan al “sector privado” y no al pueblo, a la concentración y no a la distribución de la riqueza; los políticos, con sus intereses de crear maquinarias para ser elegidos y luego pagar favores con contratos y puestos del estado; los terratenientes, con su afán de conseguir más tierras; políticos y gremios, con el interés de eliminar a la oposición política que los denuncia; mafias, con el interés de eliminar a los políticos que los denuncian; grupos de asesinos al servicio del mejor postor; y los medios, como una empresa más, informando lo que le convenga al proyecto político y económico que los favorezca. Llevamos años de todas estas enfermedades, pero nunca se les había visto funcionar tan sincronizada o aceitadamente como durante los últimos años: Los unos satanizan a la oposición, los otros la asesinan, los otros obligan a votar por un político, el político les aprueba una política económica a los ricos, los medios lo vuelven un ídolo... todo funciona como un relojito... Es la “Pax Colombiana”, lo que la senadora Piedad Córdoba llamó “régimen mafioso” y lo que Manu Chao llamó el “Señor Matanza”.


Los medios de información, pues... medio informan. ¿Cómo se le explica a la gente que El Tiempo, RCN, Caracol y demás, son simples empresas que sirven a sus propios intere$e$ y que no están informando la realidad colombiana? No basta con mostrarles que la familia Santos, dueña de El Tiempo, tiene al vicepresidente y al ministro de defensa en el gobierno; no basta con mostrar que Alvaro García sale de dirigir noticias RCN directo a una embajada. Ni mostrarles documentales como “Outfoxed”, que exponen la podrida médula de la macabra “Fox News”. Tienen el camino libre para seguir con su trabajo de promover el negocio que les conviene: “We gotta work to make the facts fit the false charges / Pull the wool over the eyes of the filthy masses / Stab the people in the back for the corporate choice / Roll the propaganda out using The People's Voice8. Haciendo un cover de la obra de Gil Scott Heron, y recordando el nombre del famoso documental que narra el frustrado golpe de estado a Hugo Chávez, Molotov muestra que la necesidad de un cambio social no es algo que se encuentre en la agenda de los medios de comunicación: “La revolución no te va a quitar el mal aliento / La revolución no te quitará el acné / La revolución no te va a hacer lucir con cinco kilos menos porque la revolución no se televisará / ... / La revolución no regresará después de unos comerciales para apoyar el Tevetón / ... / La revolución no se toma con Coca Cola / La revolución no ayuda a terminar gérmenes que causan el mal aliento / La revolución sí te va a quitar las molestias y el malestar causado por parásitos / Porque la revolución no se televisará9.

¿Cómo se convence a un ciudadano promedio que la programación está diseñada para distraer a las personas de los temas importantes y para que su intelecto crezca lo menos posible?... ¿Cómo decirles: te engañaron, te convencieron de lo que les convenía, y ahora tú defiendes sus intereses con tu vida?... Leo Masliah, por ejemplo, juega con construir un hospital cuyo objetivo es convertir a los pacientes en retrasados mentales, en el cual los medios son parte importante: “Habrá también en cada sala locutores de televisión / que cada día, doce horas de corrido harán su locución / y los pacientes, acostados en las camas, con la obligación / de prestar atención... por algo estarán acá en el Hospital / Para el retardo mental” y “Así como a los locos bravos los internas, que les guste o no / Nosotros llevaremos a la gente sana, todos al camión10. Bueno, nuestro hospital colombiano está haciendo un excelente trabajo: con sus noticieros-shows, con su esfuerzo por satanizar y ridiculizar a los movimientos sociales y a todas las voces de la oposición al actual gobierno; ahora lo importante es una pendejada y las pendejadas son importantes; cada héroe es villano y cada villano es héroe. Nuestros señores matanza son héroes gracias a nuestro hospital para el retraso mental (y, como recompensa, nuestro hospital pronto será ampliado con un tercer canal privado de televisión, propiedad de influyentes grupos económicos extranjeros)...

En un país con 400.000 personas vinculadas a unas fuerzas armadas que consumen casi el 7% del dinero del país, al tiempo que reciben la tercera ayuda militar más grande del mundo por parte de los EEUU, no hay ni espacio ni ganas para discutir a fondo el significado del ejército. Pero, al menos desde el siglo XVII, John Locke había dicho que el único objetivo del estado es proteger la propiedad privada, y, para muchos revolucionarios de los siglos XIX y XX, era claro que el ejército es la herramienta para ello. La policía y el ejército protegen la propiedad privada, ya sea directamente (tu casa, tu reloj, tu tierra) o de forma más abstracta (el “orden público”, tu país), pero resulta que la mayor parte de la población colombiana no tiene posesiones y no hay un ejército que proteja a estos pobres que son abusados por los poderosos y a quienes se mata de hambre día a día. Y, para completar, cada vez que se da una protesta social, las fuerzas armadas del estado (p.ej. el tristemente célebre ESMAD) son los encargados de reprimirla, confirmando la hipótesis de esta manera... y algún manifestante tiene que echarle en cara a un policía que la policía no protege al pueblo, que el que protesta es el pueblo y que ellos están protegiendo a los opresores, cosa que los militares y policías no han sido entrenados para comprender: ellos tienen sus normas de obediencia, su cadena de mando, su bandera por la cual morir, sus enemigos contra los cuales luchar. Una canción protesta manifiesta este sentimiento: Daniel Viglietti: “Soldado, aprende a tirar... Abajo estoy yo contigo, Soldado amigo / Abajo, codo con codo, sobre el lodo / Para abajo no, que allí estoy yo / Soldado, aprende a tirar11...

Es posible pensar en una nueva forma de ejército? Así lo intenta Anti Flag: “We're looking to start a new army, (that's) too smart to fight, too smart to die / We're looking to start a new army, (that's) too smart to fight, too smart to kill / For you / ... / Refuse to pull the trigger of a gun for leaders 'round the world / I'd rather fight to spread some tolerance and unity / Than buy into their nationalistic brainwashing12.

Esto, hablando de los militares de buena fe pero educados en la obediencia ciega, pero también hay que hablar de los alarmantes niveles de corrupción que, en lugar de ser denunciados, son protegidos por los altos mandos militares. Es difícil encontrarse en Colombia con militares honorables, como el coronel retirado Carlos Alfonso Velásquez (prácticamente desconocido para la opinión pública). Pero, al mismo tiempo, cuánto se ha denunciado sobre los generales Rito Alejo del Río, Martín Carreño, Iván Ramírez, Faruk Yanine, Mario Montoya Uribe, y un largo etcétera de manzanas podridas, más largo de lo que un colombiano quisiera aceptar... y cuánto más hay que decir para que cese la permisividad y la complicidad del estado para con ellos? Casos como estos, junto a los incontables abusos de autoridad del soldado o policía raso, generan rechazo hacia las fuerzas armadas: Dice Molotov: “aunque no sepa leer / no sepa hablar / él es el que te brinda la seguridad / así lo tienes que respetar / porque él representa nuestra autoridad / ... / te dimos trabajo pagado y honrado / te dimos un arma para cuidarnos / y el arma que usas, la usas para robarnos13...

Cuánto más habrá que denunciar a la famosa “Escuela de las Américas”, donde los EEUU reclutan a los peores asesinos del continente para convertirlos en zombies descerebrados dispuestos a asesinar la protesta social: “Torture, rape, murder and death are all waiting for you / Democracy subversion, well, they got that covered too / The grad names on their walls, most infamous of all dictators-coup leaders / Learn well, someday you may be ranked with these awesome k-k-k-k-killers14. No se puede esperar nada de un país donde el ejército proteja, por ignorancia, los intereses de los criminales, o donde sean criminales ellos mismos. No puede existir cambio democrático sin un ejército honesto. El ejército de Colombia debe proteger a su gente, no a unos generales barrigones y criminales que disfrutan los lujos de sus clubes militares y sus casas al norte de Bogotá; el ejército de Colombia llora por un cambio profundo.

Mi último tema es la nefasta intervención de los EEUU: De cómo los intereses económicos de estos valen más que la vida de miles, porque, como dice Piero, “...nacen convencidos / que no hay nadie en el mundo / que sea más importante / que los americanos15...

Ya hace muchos años, “The Clash” nos hacía un resumen del intervencionismo norteamericano en Chile, Cuba y Nicaragua: “As every cell in Chile will tell / The cries of the tortured men / Remember Allende, and the days before / Before the army came / Please remember Victor Jara / In the Santiago Stadium / Es verdad - those Washington Bullets again / And in the Bay of Pigs in 1961 / Havana fought the playboy in the Cuban sun / For Castro is a colour / Is a redder than red / Those Washington bullets want Castro dead / ... / For the very first time ever / When they had a revolution in Nicaragua / There was no interference from America / ... / Well the people fought the leader / And up he flew... / With no Washington bullets what else could he do?16... Pero las balas de Washington, sordas a cualquier protesta, seguirían cayendo en latinoamérica: en Panamá y en Colombia, y hoy día merodean Venezuela y Bolivia.

Hoy, en el marco de la “guerra al terrorismo”, nos lo dicen los “Black Eyed Peas”: “We try to stop terrorism / But we still got terrorists here livin' / in the USA, the big CIA / The Bloods and The Crips and the KKK / ... / A war is goin' on but the reason's undercover / The truth is kept secret, it's swept under the rug / ... / Wrong information always shown by the media17. Y también lo hace “System of a down”: “Unnecessary death, Matador corporations, Puppeting your frustrations, With the blinded flag, Manufacturing consent, Is the name of the game, The bottom line is money, Nobody gives a fuck. 4000 hungry children leave us per hour, From starvation, While billions are spent on bombs, Creating death showers18...


El derecho a la protesta, y a la canción protesta, debe ser reivindicado. “Los Fabulosos Cadillacs” expresan el sentimiento del cantor: “Me dicen el matador de los cien barrios porteños / no tengo por qué tener miedo, mis palabras son balas / balas de paz, balas de justicia / soy la voz de los que hicieron callar sin razón / por el solo hecho de pensar distinto, ay Dios...”, y luego nos muestran la entrada del criminal estatal a silenciar su voz: “Mira hermano en qué terminaste / por pelear por un mundo mejor / Qué suenan / son balas / me alcanzan / me atrapan / resiste / Victor Jara / no calla19...

¿Cómo llamar la atención sobre todos estos temas? Sobre este régimen mafioso feudal, esta infame manipulación de los medios, estas fuerzas militares enfermas de poca ética, y estos abusos por parte de los EEUU, y su DEA, y su CIA, y su FBI, y su OEA, y su Fondo Monetario Internacional, y su Banco Mundial, y su Sociedad Interamericana de Prensa, y su Organización Mundial del Comercio, y su Inglaterra, y su Israel, y su Colombia... ¿Qué nuevos caminos deben usarse para motivar a las personas a la reflexión? Como dice Silvio, “Qué tipo de adjetivos se deben usar para hacer / la canción de este barco sin que se haga sentimental, fuera de la vanguardia o evidente panfleto20... Anti-Flag nos señala un primer paso: “Protest, against, injustice, state terror / on the streets of the world / for the disempowered / ... / now it's time to hit the streets / back up those words you've sung / because our voices alone this time will not get it done21. Más revolucionario aún se muestra Molotov: “Hay que arrancar el problema de raíz / y cambiar el gobierno de nuestro país / A la gente que está en la burocracia / a esa gente, que le gustan las migajas / ... / porque somos más y jalamos más parejo / porqué estar siguiendo a una bola de pendejos? / que nos llevan por donde les conviene / y es nuestro sudor lo que los mantiene / los mantiene, comiendo pan caliente / y ese pan, es el pan de nuestra gente22.

Protestar o no protestar... De momento, no se me ocurre sino terminar con un tema clásico de Bob Dylan: “How many years must some people exist / Before they are allowed to be free / And how many times can a man turn his head / and pretend that it just doesn't see / ... / The answer, my friend, is blowing in the wind / The answer is blowing in the wind”23.

--The Ant




Las canciones:

1Aterciopelados, Canción protesta
2Mercedes Sosa, Duerme negrito
3Fabulosos Cadillacs, Desapariciones
4Pete Seeger, We shall overcome
5Mercedes Sosa, Canción con todos
6Molotov, Gimme the power
7Manu Chao, Señor Matanza
8Anti-Flag, The press corpse
9Molotov, La revolución no será televisada
10Leo Masliah, Hospital para el retardo mental
11Daniel Viglietti, Soldado, aprende a tirar
12Anti-Flag, A new kind of army
13Molotov, Hit Me
14Anti-Flag, The school of assassins
15Piero, Los americanos
16The Clash, Washington Bullets
17Black Eyed Peas, Where is the love
18System of a down, Boom
19Fabulosos Cadillacs, Matador
20Silvio Rodríguez, Playa Girón
21Anti-Flag, Protest Song
22Molotov, Gimme the power
23Bob Dylan, Blowing in the wind

Dos frases

“El intelectual en el que pienso tiene también ese deber: no debe hablar contra los enemigos de su grupo, sino contra su grupo. Debe ser la conciencia crítica de su grupo. Romper las convenciones. [...] deben aceptar la idea de que el grupo, al que en cierto sentido han decidido pertenecer, no les ame demasiado. Si les ama demasiado y les da palmaditas en la espalda, entonces es que son peores que los intelectuales orgánicos: son intelectuales del régimen”.
--Umberto Eco
"El humor no distrae: concentra; el humor no acepta: cuestiona; y, finalmente, no gratifica: inocula el veneno de la duda". --Virulo

domingo, 8 de junio de 2008

Video-Cátedra “Cómo funciona este mundo” (2)

Sigo con mi supuesta cátedra, o lista de recomendaciones, o como quiera llamarse... Y, después de las multinacionales de la guerra, la salud y la comida, hay que hablar de los medios de comunicación:

III. Los Medios de Comunicación deforman la realidad:

* Wag the dog (1997) (Barry Levinson): En esta película, el presidente de los EEUU se ve envuelto en un escándalo sexual y sus asesores llaman a un "experto" para protegerlo: Cortinas de humo, conferencias de prensa para sacar rumores o generar terror, creación de confusión... Una guerra inventada, producida desde Hollywood, con guión, canciones, eslógans, merchandising y el gobierno filtrando la "información" a los medios. Muchas de sus frases suenan proféticas: “La gente olvida la guerra pero recuerda los eslógans”; “la guerra al terrorismo es la guerra del futuro”. Al final, nadie sabe ni sabrá qué es la verdad...



* Outfoxed (2004) (Robert Greenwald): Fox News es la cadena de noticias más grande de los EEUU, propiedad del magnate de los medios Rupert Murdoch. En este documental, se muestra una cadena sin objetividad, con más espacio para la opinión que para las noticias, políticamente orientada hacia la derecha, patrocinadora de cualquier barbaridad de los gobiernos republicanos y malintencionada con la oposición, en donde órdenes emitidas desde la cúpula dictaminan el enfoque que debe tener la noticia, donde se usa el sensacionalismo, el terror y se calla la voz del adversario.



* Orwell rolls in his grave (2004) (Robert Kane Pappas): Se están convirtiendo los medios de comunicación en el "Ministerio de la verdad" que George Orwell expuso en su libro "1984"?... El documental denuncia el proceso de "des-regulación", mediante el cual los medios de comunicación de los EEUU se han ido liberando de las mínimas responsabilidades periodísticas y son ahora manejados con criterio de empresa multinacional. Un proceso que comienza con la administración Reagan y que alcanza su momento cumbre con la comisión FCC que, en el 2003, decide que, en palabras de Michael Powell, "El opresor es la regulación"... Este documental muestra a los medios como empresas privadas con intereses económicos, que aportan dinero a campañas políticas, crean opinión acerca de quién puede o debe ganar, y sirven para llevar al poder a los ricos (pues la política necesita publicidad y solo los millonarios pueden pagar por ella). Ellos ofrecen la ilusión de que el usuario puede escoger entre miles de opciones (periódicos, canales, emisoras), pero todas pertenecen a los mismos cuatro grupos económicos, anulando toda diversidad y vendiendo las mismas ideas como si fueran verdad única; todas simplificando los buenos y los malos, haciendo uso del patriotismo y el nacionalismo; todas cambiando la educación e información por entretenimiento: "trivializarán lo importante y harán importante lo trivial", dicen... Unos medios que no discuten el enriquecimiento mundial de los ricos ni la desaparición de la clase media; que, aunque deberían ofrecernos las noticias, solo ofrecen las noticias que la gente ve; no la verdad de lo que ocurre, sino lo que entretiene, es decir, lo que vende... Los medios deberían servir para que la gente no olvide lo importante, pero, por el contrario, la forma como las historias son cubiertas y luego abandonadas, ayudan a que la gente lo olvide todo. Las redes de noticias censuran a sus propios periodistas; los editores deciden qué se pone y que no; al igual que en “1984”, se crean eufemismos para eliminar las palabras "peligrosas"... Los canales de Rupert Murdoch no solo fomentan el superpatriotismo y el sensacionalismo en los EEUU sino en todos los países a donde llegan, y tienen en su nómina a líderes de ultra-derecha como Roger Ailes, Brit Hume o John Ellis. Por otro lado, los dueños de la NBC son los mismos de la General Electric (industria nuclear, contaminante, con plantas en países del tercer mundo), ABC es igual a Disney, y etcétera...

Entre los casos presentados: La histeria creada por el diario NY Post (de Rupert Murdoch) con la crisis de los rehenes en Irán (1980), que motivó la elección de Ronald Reagan, al tiempo que, al parecer, George Bush padre se reunía con los iraníes para detener la entrega de los rehenes hasta que pasara la elección... La prensa concentrada en Monica Lewinski mientras se daba el escándalo de la Enron... Las elecciones del 2000, donde la prensa ignoró las historias y escándalos de Bush hijo y atacó a Gore, hoy premio nobel de la paz; donde Bush hijo triunfó en medio de múltiples denuncias de fraude en la Florida, donde el gobierno de su hermano eliminó a los votantes negros, la corte suprema detuvo el reconteo de los votos y los medios no lo cubrieron.... Y la conferencia de prensa de los familiares de muertos en las torres gemelas en contra de la guerra en Irak, que nunca salió a la luz pública... Para la derecha, está mal acabar con todo lo anterior porque se violarían sus libertades: "El opresor es la regulación"... El documental muestra las protestas en los EEUU tras las decisiones des-reguladoras del 2003; los especialistas entrevistados declaraban que esto era "el fin de la democracia" y que se buscaba un grado de "des-regulación" que "cualquier tirano envidiaría"... El documental esboza igualmente los intentos de controlar Internet, único medio democrático en la actualidad, usando como excusa la seguridad nacional, el spam y el porno, pero realmente para privatizar, cobrar y controlar. La conclusión: Hoy día, ningún tema es más importante que una reforma a los medios.



* Network (Sidney Lumet) (1976): Película clásica (tal vez la primera en el tema), llena de importantes mensajes sobre el poder de los medios. Cuando el protagonista (un conductor de noticias) “enloquece”, comienza a usar su programa para recitar verdades en tono furioso y evangélico, lo que encanta al público y por lo que la “red” comienza a utilizarlo. A lo largo de la película, dos mensajes se repiten una y otra vez: El primero, que la televisión es un medio de mentiras y fantasías; que la gente debe despertar, indignarse, salir al mundo y conocerlo de primera mano, y no por lo que les dice la televisión. Y, el segundo, que los medios son empresas y se manejan con tales criterios, y que, como fruto inevitable del esquema capitalista, los medios terminarán concentrados en pocas manos ricas que lo manejarán todo.






* The Control Room (Jehane Noujaim) (2004): El documental acompaña el cubrimiento de la invasión a Irak por parte del canal de noticias "Al-Jazeera", así como las críticas que estos reciben desde los EEUU: Están "cargados" del lado iraquí? Deben limitarse a mostrar los comunicados de prensa gringos y dejar de mostrar imágenes de la destrucción? Dejar de cuestionar todas las injusticias que se están cometiendo? Dejar de cuestionar las mentiras que se están diciendo? La presión estadounidense por el trabajo de "Al-Jazeera" termina con el bombardeo que asesina a su corresponsal en Bagdad y, al día siguiente, un show “histórico”, de un grupo de personas decapitando la estatua de Saddam Hussein, aparentemente montado por los EEUU, es presentado al mundo, sin "Al-Jazeera" a la vista.



* Manufacturing Consent: Noam Chomsky and the media (Mark Achbar) (1992): Documental sobre el famoso linguista y activista Noam Chomsky, en sus diferentes facetas... Chomsky explica cómo se da el control del pensamiento en las sociedades totalitarias y cómo se da en las sociedades democráticas: En una dictadura, el deseo del dictador se impone con la violencia; en una democracia, la propaganda hace lo que la violencia hace en una dictadura. La fuerza bruta se reemplaza con “propaganda”, “consentimiento creado”, “ilusión necesaria”... Esta es una confusión de la que se aprovechan las democracias para decir que ellas no controlan el pensamiento (p.ej., con la frase "usted está ahí hablando y nadie se lo impide"); pero Chomsky deja en claro que, en las democracias, el truco es diferente: consiste en crear un “esquema de pensamiento", usando los medios (y usando los miedos); así que, entre más libre es la sociedad, más necesita el gobierno recurrir al miedo inducido. Chomsky rastrea estos métodos hasta la obra de Reinhold Niebuhr (“Moral man and immoral society”), para quien el hombre promedio no entiende por razón sino por fe, luego hay que darle “ilusiones necesarias” y super-simplificaciones emocionalmente potentes, creadas por los "hacedores de mitos"...

Los grandes medios (periódicos y Tv) mostrarán qué son las noticias (seleccionando temas, escogiendo preocupaciones, filtrando la información) y los medios pequeños se adaptarán y discutirán lo que los grandes digan que es el tema. Los temas se centrarán en lo que les interesa a los dueños (unos pocos ricos con poder político), a los anunciantes y a la audiencia de compradores (The New York Times tiene un 60% propaganda y 40% noticias). Otros medios tienen como función entretener a la audiencia, apartarlos de los manejos reales del poder; p.ej, los deportes, otra “ilusión” que, además, sirve como elemento de cohesión del grupo. Los espacios para (supuestamente) discutir, han eliminado la discusión crítica: Su excusa es que, por el formato, necesitan gente con capacidad para responder de forma rápida y concisa. Para Chomsky, eso es lo ingenioso del mecanismo: con ese formato, solo se pueden repetir pensamientos convencionales y lugares conocidos; si uno lleva una idea diferente o controversial, necesitará sustento y no hay tiempo para darlo...

En el caso de la guerra, los regímenes totalitarios simplemente la imponen a su población, mientras los democráticos deben convencerla, y para eso sirven los medios, que generalmente excluyen de entrada cualquier posibilidad de diálogo y se centran en mostrar las razones que justifican la guerra. Chomsky alerta a la gente de las atrocidades que los gobiernos de los EEUU patrocinaron o cometieron en Vietnam, Cambodia, East Timor, Panamá, etc., y cómo los medios fueron sus cómplices, no informando lo hecho por su país y ampliando lo hecho por “el enemigo". Los medios dicen que es inevitable cometer errores por la premura conque se manejan las noticias, pero Chomsky muestra que la situación es permanente (y uno debe ser bien tonto para cometer el mismo error siempre). Lo peor es que los medios no sólo crean el presente sino el pasado: The New York Times tiene los archivos más visitados del mundo, así que está creando la historia...

Para Chomsky, es claro que la democracia requiere acceso a la información: los medios, la educación, las publicaciones. Por eso, su ideal sería democratizar los medios (o las empresas, en general); sin embargo, todos podemos hacer pequeñas cosas: Aprender cómo funcionan los medios; mirar detenidamente las evidencias de cómo dan forma a la información y qué fuentes usan (muy especialmente, los buenos periodistas deben entender cómo funciona este sistema). Tiene que haber activismo en torno al tema, organizaciones, movimientos sociales (los libros de historia resumen los cambios históricos en la obra de uno o dos líderes, pero detrás de ellos siempre hay movimientos completos). Las organizaciones sociales deben volver a reunir a la gente, pues los medios se encargan de aislarla. No se le puede pedir a la gente que haga el trabajo de investigación que se requiere para encontrar las verdades y mentiras de los medios en cada caso, pero sí se les puede pedir que accedan a las organizaciones y personas que manejan tales informaciones y análisis.

Todas estas enseñanzas se centran en los medios estadounidenses. Pero hay, cuando menos, dos razones para pensar que este es el futuro que nos espera: La primera, que ya nuestros gobiernos y los ricos latinoamericanos están haciendo el mismo uso de los medios (véase RCN y El Tiempo, en Colombia), y, la segunda, que, lentamente, los medios latinos han ido siendo acaparados por un par de grupos de medios españoles (Planeta y Prisa), que, de acuerdo con la lógica capitalista, pronto serán propiedad de un grupo aún mayor. Así que las lecciones de estos documentales resultan totalmente relevantes.

Más recomendaciones en el siguiente post...

Video-Cátedra “Cómo funciona este mundo” (1)

Ultimamente he estado viendo y volviendo a ver películas y documentales políticos clásicos (labor que no estaría de más para ningún ciudadano responsable de este país)... El video da cosas que el libro no, y viceversa, y por eso me parecen un buen complemento (y, en la mayor parte de los casos, las personas son apáticas a los libros, dejándonos el video como única alternativa para llegar a ellos)... La siguiente sería mi lista de recomendaciones, dividida por temas, para aquellos que quieran acometer la tarea de educarse socio-políticamente "en video". Si tuviera que crear una cátedra universitaria para enseñar a los jóvenes cómo funciona este mundo, la haría solo con estos videos, películas y documentales. Si alguien la quiere usar, adelante:


I. Las multinacionales como dueñas del mundo (Globalización):

* The New Rulers of the World (2001) (John Pilger): La globalización ha sido descrita por sus partidarios como la oportunidad de que todos accedan a la riqueza, pero, en este documental, John Pilger nos muestra cómo lo que en la práctica ocurre es que genera más pobreza para los pobres y más riqueza para los ricos. Las grandes multinacionales manejan hoy más dinero que países enteros y sus productos son desarrollados en países donde las legislaciones permiten que los trabajadores sean tratados casi como esclavos, condiciones que sus gobernantes califican como "atraer la inversión extranjera". El documental presenta el caso de Indonesia, donde la globalización nació después del genocidio contra los opositores del sistema, llevado a cabo por un régimen militarista apoyado por las multinacionales, EEUU e Inglaterra. Compañías multinacionales sin regulación multinacional y, en medio de todo, el papel del Banco Mundial, financiando regímenes que apoyen a los países poderosos y contraigan deudas imposibles de pagar por los más pobres.


* Roger and Me (1989) (Michael Moore): Esta es la historia del ocaso del pequeño pueblo de Flynt (EEUU), cuando la "General Motors" decide cerrar su fábrica para abrirla en algún país del tercer mundo. Michael Moore muestra la falta de conciencia social de los empresarios, al destruir una ciudad que se había creado en torno a esa empresa, y, al mismo tiempo, los efectos nocivos de la globalización para los propios países desarrollados, pues, en el fondo, las empresas pueden irse a cualquier otro país en su búsqueda de mano de obra barata.



II. Las multinacionales como dueñas del mundo (Estudios de Caso):



II.1. Corporaciones de la guerra:

* Fahrenheit 9/11 (2004) (Michael Moore): Tras unas elecciones posiblemente fraudulentas, la corte suprema de los EEUU determina que George W. Bush es el nuevo presidente. Michael Moore lo muestra en toda su ineptitud pero, aún peor, apunta a que pudo haber sabido del atentado del 9/11 y, en lugar de impedirlo, lo usó como excusa para armar unas guerras en Afganistán e Irak, cuyo principal objetivo era acceder al petróleo y ofrecer contratos a empresas amigas.


* Why we fight (2005) (Eugene Jarecki): A partir de las declaraciones del ex-presidente de los EEUU, D. Eisenhower, cuando alertó a su país sobre el crecimiento del "complejo militar-industrial", este documental muestra que una cosa es la percepción de los estadounidenses del porqué están “en guerra” y otra cosa muy diferente son los intereses concretos de dicho complejo, y de sus componentes militar, industrial, político (congreso) y teórico (los hoy famosos “think-tanks”).



* Iraq for Sale: The war profiteers (2006) (Robert Greenwald): Usando como ejemplo la “privatización de la guerra” de Irak, este documental muestra el negocio de la guerra en detalle: Empresas como “Halliburton”, “Parsons”, “DynCorp”, “Transatlantic traders”, “Blackwater”, “TITAN” y “CACI”, tienen hoy millonarios contratos para ofrecer todos los servicios imaginables alrededor de una guerra: Mecánica, traductores, construcción, comida, gasolina, lavandería, agua, etc. Múltiples denuncias se han hecho sobre ellos: CACI, compañía encargada de “inteligencia militar”, fue parte importante de los “interrogatorios” (torturas) a los prisionarios en Abu Ghraib; TITAN (traductores) fue acusada de tener personal de baja calidad que pudo generar confusiones; KBR fue acusado de enviar caravanas de camiones aún sabiendo del peligro de una determinada ruta; Halliburton fue acusada de favoritismo por parte del gobierno, criticada por no proveer agua limpia, por prestar un mal servicio en la alimentación, por los lujos que tenían sus directivos, y por enviar camiones casi vacíos y cobrar por el viaje; todo esto, pagado con dinero del pueblo norteamericano (de hecho, se estima que 40% del dinero del presupuesto de los EEUU se fue a estos "contratistas"): Solamente Blackwater, compañía multinacional de "seguridad privada", que recibía 774 mil dólares en el 2001, bajo el gobierno Bush subió a 221 millones de dólares... Pero, a pesar de su ineficiencia y de poner en peligro la vida de sus empleados, el gobierno de Bush no hace nada al respecto: El documental muestra cómo ellas contribuyen a las campañas de los candidatos republicanos, cómo tienen en su nómina a ex-políticos y ex-militares aún influyentes en el gobierno de los EEUU: El vicepresidente Dick Cheney fue ejecutivo de Halliburton; Donald Rumsfeld responde vagamente a todas las acusaciones; y G.W. Bush se muestra totalmente ignorante y, cuando se le pregunta si los códigos militares rigen a esos contratistas, toma la pregunta a juego. El gobierno de los EEUU usa la plata de su gente para pagar los robos que perpetran las empresas de sus amigos, empresas que viven gracias a la existencia misma de las guerras.




II.2. Corporaciones de la salud:


* Sicko (2007) (Michael Moore): Moore muestra la terrible situación de desprotección en que se encuentran los pobres de los EEUU por culpa de haber entregado la salud a empresas privadas. En contraste, muestra los sistemas de salud (estatales) de países como Canadá, el Reino Unido, Francia e, incluso, Cuba, quienes resultan ser muy superiores y dan una gran calidad de vida a su población.


* Big Bucks, Big Pharma (2004): Las compañías de drogas (Merck, Glaxo, Novartis, Pfizer, Johnson & Johnson, Eli Lilly, Astra Zeneca) están entre las más grandes del mundo. Sin embargo, muchas de sus prácticas son éticamente cuestionables: En este documental, se denuncian muchas de ellas: Vender, como si fuesen nuevas, las mismas viejas drogas con un nuevo nombre, mayor publicidad y más costosas; la publicidad de los medicamentos en sí misma: Es correcto que las drogas mejor publicitadas sean las más compradas, en lugar de que lo sea la droga correcta? Son éticas esas estrategias de "Pregúntele a su médico" y la rápida denuncia de posibles efectos secundarios (tipo “El tabaco es nocivo para la salud”) en medio de mensajes e imágenes que sugieren que la droga es saludable? Entre otras denuncias, el documental presenta las de cambiar la definición de lo que es estar sano (por ejemplo, los límites tolerables de presión o colesterol), con el fin de aumentar sus ventas; publicitar síntomas para que la gente se identifique, se sienta enferma y compre la droga; medicalizar experiencias normales (como la timidez o la tristeza); minimizar la importancia de las condiciones ambientales o del estilo de vida para, en cambio, promover la solución a todo con píldoras; y la publicidad del visitador médico, regalando mercancía de las grandes compañías hasta convertir a los doctores en panfletos publicitarios de las empresas. Como respuesta, se recomienda a la gente informarse sobre los medicamentos en publicaciones como "worst pills, best pills", grupos como "public citizen", campañas como "no free lunch" (nofreelunch.org), o websites como crbestbuydrugs.com. Esto, sin olvidar que el 90% de los estudios para las drogas son patrocinados por las mismas compañías, que muchas investigaciones son hechas por ellos mismos y no se permite el acceso a sus datos, y que se han descubierto que muchos de estos estudios están inclinados a su favor.




II.3. Multinacionales de la comida chatarra:


* Dispatched: Mark Thomas on Coca-Cola (2007) (Mark Thomas): Thomas nos muestra el pasado de la empresa Coca-Cola: la adición de cocaína a la bebida, los negocios con la alemania nazi y el patrocinio de la discriminación racial en los EEUU. Y luego nos trae al presente: El uso del agua de toda una comunidad en la India, el asesinato de sindicalistas en Colombia por escuadrones paramilitares, el fomentar el trabajo de niños y contaminar los ríos en El Salvador, y los estudios científicos que muestran que la mayoría de las personas no responden al sabor sino a la publicidad.

En un próximo post, seguiré con mi lista. Acepto sugerencias.

domingo, 4 de mayo de 2008

Los Magníficos

De repente, acabo de recordar que el nombre del primer grupo paramilitar colombiano que escuché cuando era niño fue "Los Magníficos". Delinquían en la costa caribe colombiana y se hacían llamar así por la serie de Tv del mismo nombre, una de las más populares de los 80s ("The A-Team", en inglés; "El Equipo A", en España; "La Brigada A", en Argentina). Y me llama la atención que, en ninguna de las historias del paramilitarismo, encuentro referencias a este grupo, así que ahora no estoy seguro de si fueron una realidad o una leyenda urbana, pero, en la sociedad donde viví mis primeros años de vida, fueron el tema de conversación obligado durante un buen tiempo...

Ocurrió en los 80s. Yo era un niño/adolescente que veía enormes cantidades de televisión: Desde los concursos de "Pacheco" hasta "José Miel", la primera telenovela de dibujos animados, en donde un pobre chico-abeja buscaba desesperadamente a su madre desaparecida y lloraba desconsoladamente en cada episodio porque le era imposible encontrarla; pero era especialmente fanático de una serie llamada "Profesión Peligro" ("The Fall Guy", en inglés), de la canción, los personajes, la camioneta y especialmente de una de las protagonistas (Heather Thomas)... hasta que, un mal día, empecé a darme cuenta que todos los niños del barrio y del colegio hablaban del nuevo programa que habían puesto en el otro canal. Para no desentonar, me cambié a ver "Los Magníficos", y me quedé con ellos.

La historia me atrapó desde el inicio. Comenzaba con la siguiente declaración del locutor: "Hace 10 años, un tribunal militar condenó a prisión a un grupo de comandos por un crimen que no cometieron. Estos hombres escaparon de la prisión y se refugiaron clandestinamente en Los Ángeles. Hoy, aunque el gobierno los busca, si alguien tiene un problema, necesita ayuda y puede localizarlos, tal vez pueda contratar a... Los Magníficos"... Y entonces había una explosión y comenzaba una música pegajosa "na-na, na-na-na, na-na, na-na-na"... y empezaban a salir los protagonistas: George Peppard (como John "Aníbal" Smith), Dirk Benedict (como "Faz"), Dwight Schultz (como "Murdoch") y Mr. T (como "Mario Baracus"). Todos los personajes tenían su sello distintivo: Aníbal era el líder, el cerebro, emanaba absoluta confianza; "Faz" era el galán, y usaba sus atractivos para conseguir lo que necesitaran; Murdoch estaba loco, pero hacía de su locura algo tan gracioso que era el más imitado por los niños; y Mario Baracus era el símbolo perfecto de la fuerza bruta.

Por esto, cuando la prensa comenzó a hablar de un grupo paramilitar llamado "Los Magníficos", los niños lo recibimos con simpatía. Ni mis compañeros ni yo entendíamos lo que era paramilitarismo, simplemente identificábamos a estos delincuentes con nuestros héroes, es decir, los veíamos como renegados incomprendidos aplicando la justicia que el gobierno no daba. Si hoy, cuando ya no ven "Los Magníficos", los niños aún piensan que los paramilitares son valerosos grupos de "justicia privada" (palabras de Uribe), el caso era aún peor a fines de los ochenta. En esa época, recuerdo haber escuchado adultos criticando el programa, responsabilizándolo por el desangre que estaba viviendo Colombia, algunos desde un punto de vista psicológico y otros desde un punto de vista político; pero las respuestas a ambas críticas estaban ahí afuera y, personalmente, me parecían absolutamente convincentes: primero, "nadie va a salir a matar a otro porque lo vio en un programa de Tv", y, segundo, "esto es Tv, una serie de acción, no es ninguna conspiración política ni nada por el estilo, dejen la paranoia"...

Ojalá en esa época alguien me hubiera explicado las cosas de otra forma: Ojalá alguien hubiera empezado por explicarme que, hacía unas pocas décadas, el entonces presidente de los EEUU, Theodore Roosevelt, había creado una enmienda a la llamada "Doctrina Monroe" conocida como el "Corolario Roosevelt", según la cual "si un país latino-americano situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo, reestableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas" [1]. Y que, con el excelente pretexto de la expansión de un comunismo que quitaba la libertad y la democracia, los EEUU se habían dedicado a intervenir todos los regímenes latinoamericanos en donde sus intereses peligraran: Panamá, Cuba, Nicaragua, Haití, República Dominicana, El Salvador, Chile, Venezuela, todos... Alguien debió haberme explicado que los intereses de empresas como la "United Fruit Company" (hoy "Chiquita") habían estado detrás de masacres y golpes de estado por todo el continente. Que, para proteger sus intereses, los EEUU apoyaron a los peores dictadores del hemisferio, como Pinochet en Chile (al tiempo que hacían lo mismo en el sur de Asia). Y que, ojalá alguien me lo hubiera dicho, Colombia no había sido la excepción: Que, en al año de 1962, unos años antes de que aparecieran la guerrilla de las FARC y el ELN, el general Alberto Ruiz Novoa había llevado a Colombia un grupo de militares estadounidenses bajo la dirección del general William Yarborough, quienes recomendaron "seleccionara a personal civil y militar para entrenarlos clandestinamente en operaciones de resistencia en caso de que se les necesitara en el futuro" y que esta estructura "se utilizara para funciones de contra inteligencia y contra propaganda y, si fuera necesario, para ejecutar actividades paramilitares de sabotaje o terroristas contra conocidos defensores del comunismo" [2]. Y que el gobierno colombiano había seguido todas las recomendaciones (¿u órdenes?), promulgando el decreto 3398 de 1965, convertido en la ley 48 de 1968, que autorizaba al gobierno a crear "patrullas civiles" y al ministro de defensa a suministrarles armas. Y que, años después, los manuales de contra-guerrilla enseñarían a crear "juntas de autodefensa" y a que "se envíen agentes clandestinos de civil, que cumplan y simulen misiones de los bandoleros, integrantes de una cuadrilla, para luego hacer el patrullaje de rigor. Los que no pasan la prueba se ponen en una "lista negra." Los que no dejan clara su lealtad se ponen en una "lista gris"..." [2]. Y que, desde el gobierno de Julio César Turbay, se empezó a decir que los que protestaran por cualquier injusticia eran "los brazos desarmados de la subversión" [2]; y, en su tristemente célebre "Estatuto de seguridad", se declaraban crímenes tales como "trastornar el orden público" [2]. Y que, al amparo de estas tácticas, se practicó la persecución y exterminio al partido comunista, a los sindicalistas, a los periodistas que no se quedaban callados, y luego a la Unión Patriótica, y se generaron las primeras organizaciones paramilitares, como el MAS, a comienzos de los ochenta. Y que nunca fueron ni justicieros, ni protectores, sino escuadrones que asesinaban para defender los intereses económicos de sus amos, y de los amos de sus amos. Por lo menos, para que un niño como yo lo entendiera, alguien me hubiera dicho que por culpa de esos escuadrones de la muerte, en Colombia había 15000 pequeños "José Miel", buscando 15000 madres, a las que nunca encontraban y por las que lloraban desconsoladamente en cada capítulo de sus vidas.

En este contexto, uno no puede ver a "Los Magníficos" (la serie de Tv) con los mismos ojos inocentes. "Los Magníficos" eran ex-militares, acusados de crímenes que "no cometieron", prófugos de la justicia, que se tomaban la justicia por mano propia, y a quienes la gente les pagaba para cometer crímenes. Es lo que Colombia estaba haciendo en silencio desde 1962, con el beneplácito de los EEUU, sólo que la magia de Hollywood podía hacerlo ver "cool"... ¿Cómo se puede dejar uno engañar así??? No sólo era un modelo subliminal para todos los paramilitares; era un mensaje directo. Tanto así que el primer grupo paramilitar que se hizo famoso para nosotros los niños se hacía llamar "Los Magníficos"...

Por eso me perturba escuchar la noticia de que "Los Magníficos", "The A-Team", haya dado el salto al cine de Hollywood (hace poco sacaron una nueva versión de "Rambo" también)... 20th Century Fox... del director John Singleton ("2 fast 2 furious")... Woody Harrelson, como Murdoch... Ice Cube como Mario Baracus... La película se estrenará el 12 de junio del 2009, pero preparémonos para la invasión publicitaria a Colombia cuando esto ocurra: el cubrimiento de los medios de desinformación, las estrellitas de la farándula hablándonos de lo buena que era lo serie y lo mucho que quieren ver la película. Y, cuando eso ocurra, recordemos que su mensaje es terrible para nuestro país, y que no podemos permitir que los niños de hoy crezcan con la falsa imagen que crecimos nosotros.

Aún tengo asuntos pendientes con el niño que fui en los ochenta, y uno de ellos es recomponerle las imágenes de quiénes eran los héroes y quiénes los villanos... Otro tiene que ver con la mamá de "José Miel", pero uno ya no sabe ni qué pensar en estos días... Yo hasta he empezado a sospechar que este fue otro caso de desaparición forzada... Habrá que preguntarle a los de siempre.

References:
[1] Wikipedia, Corolario Roosevelt: http://es.wikipedia.org/wiki/Corolario_Roosevelt
"Any country whose people conduct themselves well can count upon our hearty friendship. If a nation shows that it knows how to act with reasonable efficiency and decency in social and political matters, if it keeps order and pays its obligations, it need fear no interference from the United States. Chronic wrongdoing, or an impotence which results in a general loosening of the ties of civilized society, may in America, as elsewhere, ultimately require intervention by some civilized nation, and in the Western Hemisphere the adherence of the United States to the Monroe Doctrine may force the United States, however reluctantly, in flagrant cases of such wrongdoing or impotence, to the exercise of an international police power": Theodore Roosevelt (1904)
[2] Human Rights Watch, Las Redes de Asesinos de Colombia, 1996:
http://www.humanrightswatch.org//spanish/informes/1996/colombia2.html

miércoles, 30 de abril de 2008

Perdóname, primo

A la luz de las teorías de la evolución, todos los seres humanos venimos de un antepasado común y, por ende, todos somos parientes los unos de los otros, algunos más cercanos, otros más lejanos. Y, aunque esto lo diga la ciencia, sigue sonándonos abstracto hasta que alguien se da a la tarea de crear árboles genealógicos y descubre historias concretas, y vemos con nombres y apellidos que los tatarabuelos de fulano resultan ser mis mismos tatarabuelos... Así me ocurrió cuando leí el árbol genealógico de la familia Vélez en Colombia, y me encontré en la compañía de parientes inesperados...

Mi historia comienza con un tal José Vélez de la Barreda, un español nacido en Castilla La Vieja, quien hace muchos años se casó con una tal María de los Ríos y tuvo, en la segunda generación conocida de los Vélez, a Manuel Vélez de los Ríos. Este, se casaría con Francisca Sánz y, al parecer, la pareja viajaría a Cartagena (Colombia), en donde procrearon, tercera generación, a Agustín Vélez Sánz, patriarca de buena parte de los Vélez de Colombia, de quien sólo sabemos que se casó en el año de 1817 y luego en el 1830. De la cuarta generación, se conocen muchos más integrantes, pero aquí sólo voy a destacar a dos medio hermanos: Agustín Vélez Ripoll y Agustín Vélez Méndez (1820-1876), pues, cuatro generaciones después, la descendencia del primero nos llevaría hasta María Cristina Arango Vega, nacida en Bogotá, y la del segundo, hasta Rosa Elena Vélez Sánchez, nacida en Cartagena.

Rosa Elena Vélez era, para todos los que la conocieron, "la niña Rosa"; y, para mí, era mi "abuela Rosa", una señora bajita, que se teñía el cabello de negro, nada melosa, pero sobreprotectora y patrocinadora de todos mis caprichos infantiles (o, como dirían mis papás, "malcriadora"). La historia que me cuentan de ella comienza con una orfandad temprana, con el hecho de haber perdido el habla durante varios años por problemas nerviosos, madre soltera obligada a trabajar como vendedora de dulces y verduras en los mercados de diferentes pueblos perdidos de la costa para poder sacar adelante a su único hijo, mi papá, a quien, finalmente, logró darle los estudios que ella nunca tuvo. Mi abuela también era consciente de la existencia de muchas ramas de los Vélez, pero de los "Vélez pobres", y claramente la recuerdo explicándome quiénes eran mis familiares en el remoto pueblo de San Andrés de Sotavento (Córdoba), pero no tenía la menor idea de los Vélez del centro del país, algunos de ellos en una situación económica que ella ni remotamente soñaba. Por ejemplo, mientras ella sufría su pobreza, su prima en 9o grado, María Cristina Arango Vega, estaba destinada a casarse con el futuro presidente de Colombia, Misael Pastrana Borrero, famoso por ir perdiendo las elecciones y haberlas ganado después de que se fue la luz. Mientras mi abuela luchaba por el plato de arroz con banano conque levantó a mi papá, su prima era la primera dama de la nación y se codeaba con los dueños del país.

Por supuesto, debajo de mi abuela, aparecemos en la lista mi papá y mis hermanos. Y, por el lado de los Pastrana Arango, aparecen Andrés Pastrana, presidente al igual que su papá, y sus hijos Santiago, Laura y Valentina, con quienes hago parte de la décima generación. De nuestro común ancestro, Agustín Vélez Sánz, se desprendieron dos troncos independientes y yo resulté primo en 12o. grado de Andrés Pastrana Arango; somos familia por el lado de los Vélez, aunque ni él ni yo llevemos ya ese apellido.

Caramba, qué verguenza con Andrés... Mi abuela Rosa murió en 1996, las FARC le dieron la presidencia a Pastrana en 1998 y, durante su gobierno, cada vez que pude dije que era un inepto, un niñito bien cuyos mayores logros fueron invertir millonadas en obras que se caían a pedazos como el relleno de Doña Juana o los puentes de la 92 en Bogotá, la autorización de la invasión gringa con el tal "Plan Colombia" y la payasada del Caguán con la que estaba seguro que le iban a dar el Nobel de la paz, pero que para lo único que sirvió fue para mejorar la imagen de los políticos paramilitarosos y enemigos de la paz. Todo eso dije... Qué pena con mi primo... Haber dicho todo eso de él...

Pero hay algo que me preocupa más, y es el hecho de que hay otros personajes que llevan el apellido Vélez, de quienes he dicho cosas aún peores. Por ejemplo, hay otro presidente a quien he criticado por:

  • Involucrar a la población civil en el conflicto armado colombiano, impulsando cuanta cooperativa de seguridad, red de informantes o estrategias similares, que siempre devienen en grupos paramilitares.
  • Estigmatizar a los sindicalistas, izquierdistas, defensores de derechos humanos y oposición en general, quienes, luego de sus acusaciones, reciben amenazas, atentados o son asesinados por grupos paramilitares, sin que el susodicho siquiera se ruborice.
  • Popularizar el estilo sicarial-traqueto en su manera de comportarse, en lugar de estar a la altura de un presidente. Por ejemplo, decirle a los periodistas y a otros presidentes "miserable", a mí no me venga con eso, ojo con eso, si fuera joven lo levantaría a puños, le voy a dar por la cara, y demás.
  • Prestar oídos sordos a todas las denuncias que se hicieron cuando las AUC estaban apenas naciendo.
  • Apoyar los crímenes contra la humanidad de George W. Bush, más concretamente, apoyar la sanguinaria guerra en Irak y prestarse para hacerle la guerra sucia al gobierno de Chávez, para que así su "aliado" venga, nos rescate, e instaure nuevos gobiernos en Venezuela y Ecuador, a cambio de su petróleo. Mucho peor: Repetirnos aquí la misma doctrina Bush de la guerra preventiva, el ataque al terrorismo y sus auxiliadores, y las armas de destrucción masiva, y toda esa basura que sirvió para destruir un país entero (Irak) sin ninguna prueba de nada.
  • Generar más inequidad en el país con su inversión en guerra, sus reformas laborales y tributarias, su lucha por el ALCA y ahora por un TLC que sólo le servirá a sus amigos los ricos, así como su visto bueno a los proyectos económicos generados con base en el desplazamiento y robo de las tierras a sus dueños.
  • Violar el Derecho Internacional enviando tropas a bombardear un país vecino, mintiendo primero sobre sus acciones y luego justificándolas sin pudor, poniéndonos a todos los colombianos en el extranjero como unos bárbaros de la misma categoría que Bush, y aislándonos por completo del resto de Suramérica.
  • Implantar un estilo dictatorial con la desautorización, amenaza o "persuasión" a los otros poderes públicos, modificaciones constitucionales en su propio beneficio y usurpación de las funciones de otras autoridades en sus famosos consejos comunales.
  • Crear un sistema de propaganda y culto a su personalidad, basado en la fabricación de un enemigo único y al acecho (la suma de todos sus adversarios) del cual él es el único que puede protegernos, saturando a la población con información de cada acto de ese enemigo, exagerando los actos del mismo o incluso difundiendo sospechas sin prueba, y emitiendo tantos mensajes de este tipo, todo el tiempo, que, primero, logra mantenernos en un estado constante de temor y odio, y, segundo, distrae la atención del resto de la realidad y de las noticias que den la razón a sus adversarios.
  • Estar rodeado en su gobierno de paramilitares, parapolíticos, narcotraficantes, y familiares de todos los anteriores, y hacerse el grandísimo pendejo con ellos: primero recibiéndoles su trabajo, fueren votos o acciones militares; luego, defendiéndolos frente a la justicia si son funcionarios o condecorándolos si son militares o buscándoles leyes blandas si son delincuentes; y, finalmente, cuando se hace evidente que estos son unos criminales, desligándose absolutamente de ellos sin que nada se le unte ("el efecto teflón" que dicen).
  • Y, finalmente, evadir todas las responsabilidades políticas por el desastre que ha dejado a su alrededor. De tener el cinismo de pedir que le digan si ha cometido "aunque sea un error"...

Sí... Confieso que he dicho todo eso... Por eso, si lo de Andresito me hace caer la cara de la verguenza, qué tal si se llegara a encontrar algun vínculo (genético, por supuesto) entre mi familia y la de este otro Vélez...? Qué tal que yo resultase primo de este triple presidente (lo digo por lo de los tres períodos presidenciales)? No, no, no, señor de las sombras, eso sí sería una hecatombe. Yo mejor renuncio a eso de andar hurgando árboles genealógicos. Como lo dije al principio, yo sé que en algún momento de la historia ese tipo y yo tuvimos un antepasado común, pero prefiero seguir creyendo que fue hace muchíííísimo tiempo, siglos de los siglos. Es más, hasta que no se pruebe lo contrario, yo desciendo del mono; ese otro tipo, del paramecio.