miércoles, 30 de abril de 2008

Perdóname, primo

A la luz de las teorías de la evolución, todos los seres humanos venimos de un antepasado común y, por ende, todos somos parientes los unos de los otros, algunos más cercanos, otros más lejanos. Y, aunque esto lo diga la ciencia, sigue sonándonos abstracto hasta que alguien se da a la tarea de crear árboles genealógicos y descubre historias concretas, y vemos con nombres y apellidos que los tatarabuelos de fulano resultan ser mis mismos tatarabuelos... Así me ocurrió cuando leí el árbol genealógico de la familia Vélez en Colombia, y me encontré en la compañía de parientes inesperados...

Mi historia comienza con un tal José Vélez de la Barreda, un español nacido en Castilla La Vieja, quien hace muchos años se casó con una tal María de los Ríos y tuvo, en la segunda generación conocida de los Vélez, a Manuel Vélez de los Ríos. Este, se casaría con Francisca Sánz y, al parecer, la pareja viajaría a Cartagena (Colombia), en donde procrearon, tercera generación, a Agustín Vélez Sánz, patriarca de buena parte de los Vélez de Colombia, de quien sólo sabemos que se casó en el año de 1817 y luego en el 1830. De la cuarta generación, se conocen muchos más integrantes, pero aquí sólo voy a destacar a dos medio hermanos: Agustín Vélez Ripoll y Agustín Vélez Méndez (1820-1876), pues, cuatro generaciones después, la descendencia del primero nos llevaría hasta María Cristina Arango Vega, nacida en Bogotá, y la del segundo, hasta Rosa Elena Vélez Sánchez, nacida en Cartagena.

Rosa Elena Vélez era, para todos los que la conocieron, "la niña Rosa"; y, para mí, era mi "abuela Rosa", una señora bajita, que se teñía el cabello de negro, nada melosa, pero sobreprotectora y patrocinadora de todos mis caprichos infantiles (o, como dirían mis papás, "malcriadora"). La historia que me cuentan de ella comienza con una orfandad temprana, con el hecho de haber perdido el habla durante varios años por problemas nerviosos, madre soltera obligada a trabajar como vendedora de dulces y verduras en los mercados de diferentes pueblos perdidos de la costa para poder sacar adelante a su único hijo, mi papá, a quien, finalmente, logró darle los estudios que ella nunca tuvo. Mi abuela también era consciente de la existencia de muchas ramas de los Vélez, pero de los "Vélez pobres", y claramente la recuerdo explicándome quiénes eran mis familiares en el remoto pueblo de San Andrés de Sotavento (Córdoba), pero no tenía la menor idea de los Vélez del centro del país, algunos de ellos en una situación económica que ella ni remotamente soñaba. Por ejemplo, mientras ella sufría su pobreza, su prima en 9o grado, María Cristina Arango Vega, estaba destinada a casarse con el futuro presidente de Colombia, Misael Pastrana Borrero, famoso por ir perdiendo las elecciones y haberlas ganado después de que se fue la luz. Mientras mi abuela luchaba por el plato de arroz con banano conque levantó a mi papá, su prima era la primera dama de la nación y se codeaba con los dueños del país.

Por supuesto, debajo de mi abuela, aparecemos en la lista mi papá y mis hermanos. Y, por el lado de los Pastrana Arango, aparecen Andrés Pastrana, presidente al igual que su papá, y sus hijos Santiago, Laura y Valentina, con quienes hago parte de la décima generación. De nuestro común ancestro, Agustín Vélez Sánz, se desprendieron dos troncos independientes y yo resulté primo en 12o. grado de Andrés Pastrana Arango; somos familia por el lado de los Vélez, aunque ni él ni yo llevemos ya ese apellido.

Caramba, qué verguenza con Andrés... Mi abuela Rosa murió en 1996, las FARC le dieron la presidencia a Pastrana en 1998 y, durante su gobierno, cada vez que pude dije que era un inepto, un niñito bien cuyos mayores logros fueron invertir millonadas en obras que se caían a pedazos como el relleno de Doña Juana o los puentes de la 92 en Bogotá, la autorización de la invasión gringa con el tal "Plan Colombia" y la payasada del Caguán con la que estaba seguro que le iban a dar el Nobel de la paz, pero que para lo único que sirvió fue para mejorar la imagen de los políticos paramilitarosos y enemigos de la paz. Todo eso dije... Qué pena con mi primo... Haber dicho todo eso de él...

Pero hay algo que me preocupa más, y es el hecho de que hay otros personajes que llevan el apellido Vélez, de quienes he dicho cosas aún peores. Por ejemplo, hay otro presidente a quien he criticado por:

  • Involucrar a la población civil en el conflicto armado colombiano, impulsando cuanta cooperativa de seguridad, red de informantes o estrategias similares, que siempre devienen en grupos paramilitares.
  • Estigmatizar a los sindicalistas, izquierdistas, defensores de derechos humanos y oposición en general, quienes, luego de sus acusaciones, reciben amenazas, atentados o son asesinados por grupos paramilitares, sin que el susodicho siquiera se ruborice.
  • Popularizar el estilo sicarial-traqueto en su manera de comportarse, en lugar de estar a la altura de un presidente. Por ejemplo, decirle a los periodistas y a otros presidentes "miserable", a mí no me venga con eso, ojo con eso, si fuera joven lo levantaría a puños, le voy a dar por la cara, y demás.
  • Prestar oídos sordos a todas las denuncias que se hicieron cuando las AUC estaban apenas naciendo.
  • Apoyar los crímenes contra la humanidad de George W. Bush, más concretamente, apoyar la sanguinaria guerra en Irak y prestarse para hacerle la guerra sucia al gobierno de Chávez, para que así su "aliado" venga, nos rescate, e instaure nuevos gobiernos en Venezuela y Ecuador, a cambio de su petróleo. Mucho peor: Repetirnos aquí la misma doctrina Bush de la guerra preventiva, el ataque al terrorismo y sus auxiliadores, y las armas de destrucción masiva, y toda esa basura que sirvió para destruir un país entero (Irak) sin ninguna prueba de nada.
  • Generar más inequidad en el país con su inversión en guerra, sus reformas laborales y tributarias, su lucha por el ALCA y ahora por un TLC que sólo le servirá a sus amigos los ricos, así como su visto bueno a los proyectos económicos generados con base en el desplazamiento y robo de las tierras a sus dueños.
  • Violar el Derecho Internacional enviando tropas a bombardear un país vecino, mintiendo primero sobre sus acciones y luego justificándolas sin pudor, poniéndonos a todos los colombianos en el extranjero como unos bárbaros de la misma categoría que Bush, y aislándonos por completo del resto de Suramérica.
  • Implantar un estilo dictatorial con la desautorización, amenaza o "persuasión" a los otros poderes públicos, modificaciones constitucionales en su propio beneficio y usurpación de las funciones de otras autoridades en sus famosos consejos comunales.
  • Crear un sistema de propaganda y culto a su personalidad, basado en la fabricación de un enemigo único y al acecho (la suma de todos sus adversarios) del cual él es el único que puede protegernos, saturando a la población con información de cada acto de ese enemigo, exagerando los actos del mismo o incluso difundiendo sospechas sin prueba, y emitiendo tantos mensajes de este tipo, todo el tiempo, que, primero, logra mantenernos en un estado constante de temor y odio, y, segundo, distrae la atención del resto de la realidad y de las noticias que den la razón a sus adversarios.
  • Estar rodeado en su gobierno de paramilitares, parapolíticos, narcotraficantes, y familiares de todos los anteriores, y hacerse el grandísimo pendejo con ellos: primero recibiéndoles su trabajo, fueren votos o acciones militares; luego, defendiéndolos frente a la justicia si son funcionarios o condecorándolos si son militares o buscándoles leyes blandas si son delincuentes; y, finalmente, cuando se hace evidente que estos son unos criminales, desligándose absolutamente de ellos sin que nada se le unte ("el efecto teflón" que dicen).
  • Y, finalmente, evadir todas las responsabilidades políticas por el desastre que ha dejado a su alrededor. De tener el cinismo de pedir que le digan si ha cometido "aunque sea un error"...

Sí... Confieso que he dicho todo eso... Por eso, si lo de Andresito me hace caer la cara de la verguenza, qué tal si se llegara a encontrar algun vínculo (genético, por supuesto) entre mi familia y la de este otro Vélez...? Qué tal que yo resultase primo de este triple presidente (lo digo por lo de los tres períodos presidenciales)? No, no, no, señor de las sombras, eso sí sería una hecatombe. Yo mejor renuncio a eso de andar hurgando árboles genealógicos. Como lo dije al principio, yo sé que en algún momento de la historia ese tipo y yo tuvimos un antepasado común, pero prefiero seguir creyendo que fue hace muchíííísimo tiempo, siglos de los siglos. Es más, hasta que no se pruebe lo contrario, yo desciendo del mono; ese otro tipo, del paramecio.

domingo, 27 de abril de 2008

La Para-Estadística

Con razón en este país renuncia tanto director del DANE... Las matemáticas en manos del gobierno colombiano son algo sencillamente macabro...

Alfredo Rangel es un uribista que lidera la autodenominada "Fundación Seguridad y Democracia" y escribe en un periodiquito que manejan el Grupo Planeta y la familia del ministro de defensa y del vicepresidente. El pobre tipo tiene unos problemas impresionantes con los números... El caricaturista Vladdo, por ejemplo, nos hace caer en cuenta de la incoherencia de las cifras de Rangel para demostrar el éxito de Uribe frente a los paramilitares: Según este, durante el gobierno de Pastrana el número de paramilitares pasó de 4 mil a 12 mil, y, en el de Uribe, disminuyó de 16 mil a 3500... Ante estas cifras, Vladdo se pregunta: ¿En qué momento subieron de 12 mil a 16 mil? Ahora bien, lo peor es que Uribe dice que desmovilizó 30 mil paramilitares... ¿Eso quiere decir que en el primer gobierno de Uribe subieron de 12 mil a 30 mil ??? Un éxito bastante raro. Como dice Vladdo, "Si la cifra de desmovilizados es real, lo que hubo fue un incremento del 150%".

Hasta el papá del neoliberalismo, Rudolf Hommes, ha puesto el grito en el cielo con los numeritos de Rangel. Lo que critica Hommes es que, para Rangel, la tasa de homicidios de la población colombiana es de 33 por cada cien mil y la de sindicalistas es de 4 por cada cien mil. Conclusión: Como sindicalista, uno vive más que la media de la población; en otras palabras, ¿de qué se quejan...? Hommes debió salir a recordarle que existe algo llamado estadística bayesiana. Para ponerlo en palabras muy simples, dice Hommes: "si la probabilidad de que un sindicalista sea asesinado es de 4 en 100.000, ¿la probabilidad de que un líder sindical sea asesinado sería diez veces mayor? ¿Veinte veces?" ¿Cuál es la probabilidad de que un líder sindical sea amenazado de muerte? ¿Y qué tal la probabilidad de que un sindicalista sea asesinado dado que ha recibido amenazas? Si uno fuera malpensado, podría interpretar eso de ignorar que existen factores que aumentan o disminuyen el valor de una probabilidad, o confundir probabilidades independientes y condicionales, como un intento de engañar a la población.

Pero qué le vamos a hacer... esas son las cifras que le gustan a nuestro gobierno. Donde alguien diga algo diferente, Uribe mismo saldrá a pedirle objetividad al comunista miserable. Para no ir muy lejos, Uribe se defendió de los demócratas gringos que postergaron la discusión del TLC explicando que aquí los crímenes a sindicalistas han disminuido... Estadística para Uribe: Si yo tengo en la mira a una población de cierto tamaño (digamos, una lista de sindicalistas) y la empiezo a asesinar a una rata mayor a la que entran nuevos miembros a la misma, en algún momento tendré menos individuos para matar. Imposible que a los que mataron el año pasado los vuelva a matar este año! Y eso hablando de poblaciones, sin revisar el trasfondo ético del asunto: como dijo algún gringo, el único número que nos sirve es CERO. Aún está fresca en la memoria (de los que no vemos RCN) la imagen del Consejo Nacional Electoral retirando el estatuto legal a la Unión Patriótica, siendo que paramilitares apoyados por políticos y militares (como hoy ya está absolutamente comprobado) se encargaron de asesinar, desaparecer y torturar a 5000 de sus miembros... Cinismo macabro...

Pero este particular sentido estadístico no sólo lo tienen los dirigentes de la derecha colombiana sino que les ha sido cuidadosamente inculcado a los criminales de la motosierra: Es así como paramilitares rasos ya confesaron que les ordenaban que no debían dejar más de cuatro cuerpos en el mismo sitio para que así no contara como masacre. En su lugar, las víctimas se irían a esa etérea categoría de los "desaparecidos". ¿Cómo creer entonces en las estadísticas de masacres, si sabemos que, mientras los ejecutores usaban la motosierra, los ideólogos desaparecían el hecho a punta de estadística?...

Para terminar, hace tan sólo un par de días apareció un artículo en el diario "El Espectador" cuestionando el informe del Ministerio de Defensa titulado "Logros de la Política de Consolidación de la Seguridad Democrática". Entre otros datos que resalta el artículo: "tan sólo en los tres primeros meses de este año se han efectuado 12.801 capturas por delitos conexos con el tráfico de estupefacientes. Para poder recluir a tantas personas se necesitarían 10 prisiones con la capacidad de la cárcel de Cómbita... El documento dice cuántas detenciones se realizaron, pero no cuántas personas fueron condenadas"... "entre 2002 y 2008 se efectuaron 29.335 arrestos contra subversivos de las Farc, del Eln y de otros cuatro grupos de menor capacidad; y prácticamente en ese mismo lapso fueron arrestados 13.456 miembros de grupos de autodefensa. En total, según se desprende del informe, 42.791 personas estuvieron procesados por la justicia y, por supuesto, confinados en las distintas cárceles del país. Algo que sencillamente no puede ser. En los registros del Inpec la población carcelaria no supera las 65.000 personas. Y eso que la Procuraduría calcula un hacinamiento del 23%"... "tan sólo en 2004, un total de 79.247 personas fueron privadas de la libertad por delitos de narcotráfico y por su pertenencia a grupos armados ilegales. Una cifra que equivale casi a toda la población urbana de Yopal (Casanare) y que alcanzaría para llenar de espectadores el estadio Giuseppe Meazza"... Ante las críticas, he aquí la respuesta de la funcionaria responsable: "a una sola persona la pueden detener cinco veces y en las estadísticas eso son cinco capturas diferentes... También hay que mejorar el criterio de ‘miembros de organizaciones narcotraficantes’. Porque ahí están incluidos tanto los grandes capos como los vendedores de la esquina. Yo soy la que más quisiera clasificar todos los datos. Estamos en un proceso de depuración"...

Pero hay una estadística que me revienta el hígado: El famoso 84%... El número del año... Qué numerito tan odioso y tan funcional. Ha servido, por ejemplo, para negar la existencia de un porcentaje de la población con ideas políticas de izquierda: El 84% considera que la única izquierda es la guerrilla, siendo que, con todo y paracos obligando a votar por el candidato de ultraderecha, con todo y el abstencionismo, con todo y los asesinatos contra la UP, los sindicalistas, los indígenas, etc, el candidato del Polo obtuvo 2.609.412 votos. El 84% ha servido para que un mamarracho de esos que escribe en El Tiempo (un cloncito de Fernando Londoño), dijera que: "...los colombianos consideran que los paras son un subproducto de las guerrillas ante la ausencia del Estado --no como el resultado de una oligarquía reaccionaria sino de toda una sociedad que rechaza el comunismo--..." Olviden la historia: aquí no hubo asesinato de Gaitán, Laureanos Gómez, Chulavitas, robos de tierra, ataques a Marquetalia, Plan Lazo, persecución al partido comunista, exterminio a sindicalistas, estatuto de seguridad de Turbay, MAS, exterminio a la Unión Patriótica, 15000 desaparecidos y 4 millones de desplazados por ejércitos de vacas y de palmas... Olviden que pasó todo eso... El 84% tiene derecho a reescribir la historia, y ahora la historia va a decir que un buen día apareció un grupo "narcoterrorista" llamado FARC y entonces la gente de bien se armó para defenderse... pero que la gente de bien ya se desmovilizó, así que ahora es nuestro gobierno, el mejor de la historia, quien terminará el trabajo de acabar con la amenaza atómica de las FARC. Cualquier versión que sugiera la existencia de una larga historia terrorista y homicida de los dueños de este país, hay que sacarla de la memoria.

El 84%, finalmente, ha servido para que el curita Llano reestructurara, a la manera de sus pares inquisidores, la ética cristiana, y dijera acerca del asesinato del guerrillero Reyes que "...como todo colombiano bien nacido, no podía menos de complacerme con la justicia que se había practicado... Alguien tiene que morir si queremos la paz... el gobernante (con un 84 por ciento de favoritismo) tiene que recurrir a las armas para eliminar a quien se empecina en acabar impávidamente con el país"... El 84% parece otorgar el derecho a modificar la ética y el Derecho Internacional... Ay curita de mierda, da gracias a dios que dios no existe o, si no, te mandaría al infierno...

Pero lo que da más piedra de toda esta historia es cómo se genera ese 84%: Con montones de terrorismo mediático (de eso hablaré otro día) y con una encuesta hecha por la firma Gallup, dirigida por el uribista Jorge Londoño, basada en una muestra de 1000 personas en las cuatro ciudades más grandes del país. ¿Acaso no hay lugar a pensar que las políticas uribistas están dirigidas a un sector privilegiado de la población y que éste coincide con la muestra tomada? ¿No hay la posibilidad de que la imagen de Uribe dependa de la situación geográfica y la clase social, y que las muestras de Gallup caigan en el grupo favorecido?

En el año 1954, Darrell Huff publicó el famoso texto "Cómo mentir con estadísticas", en donde explicaba cómo una estadística superficial puede tener menos sentido que el sentido común. Dice Huff: "Para comprobar una muestra tomada al azar se procede según el criterio siguiente: ¿Tiene cada nombre o cosa del grupo total la misma posibilidad de formar parte de la muestra? No se debe leer ninguna conclusión en el sentido de que “el 65% de la población americana es contrario a una u otra cosa, sin formularse la pregunta ¿el 65% de qué población americana?". Mas aún, hay que conocer la forma como los encuestadores desarrollaron su tarea: "Usted localiza a dos hombres que parecen encajar en la categoría fijada... Uno lleva un traje bien remendado y limpio. El otro va sucio y ofrece un aspecto poco amigable. Con intención de terminar pronto su trabajo, usted se acerca al individuo de aspecto más agradable, y todos sus colegas en todo el país toman la misma decisión". ¿Es posible dar validez a cualquier encuesta telefónica en un país con millones de personas sin teléfono (de hecho, millones de personas sin hogar)...? ¿Y qué decir de las encuestas por Internet...? ¿Está Colombia representada en los usuarios de "Facebook"...?

Todo esto para exponer una sóla idea: El dato no es nada si no está respaldado por una discusión pública de los procedimientos mediante los cuales se llegó al mismo. Si alguien no está de acuerdo, solicito entonces su colaboración para montar una encuesta paralela a la de Gallup. En mi encuesta, vamos a entrevistar a 1000 personas de las siguientes cinco ciudades: San José de Apartadó, Mapiripán, El Aro, La Hormiga y Chengue. Y, para una imagen más completa, tomaremos dos muestras internacionales: Sucumbíos en el Ecuador y la UNAM de México... ¿Alguien se le mide...?

Una cosa es la Estadística y otra muy distinta es la creación de un numerito aislado de todo contexto, listo para ser usado con fines políticos por algún régimen inescrupuloso. En Colombia estamos sin estadísticas, sin estadísticos y sin estadistas. No se puede confiar en los números de los amigos del gobierno. Bernoulli, Gauss, Poisson, Bayes y todos los otros padres de esta ciencia se revuelcan en su tumba cada vez que a un Uribe o a un Santos les da por abrir la boca. Así empiezan las mentiras... y, si nadie dice nada, dentro de poco van a estar sacando fotos chimbas, montando atentados para inculpar a las FARC o escribiendo cosas en computadores de la guerrilla para inculpar a la oposición... Desde hace rato, la para-estadística nos pinta un futuro desolador. Como dijo Vladdo, "desde que Uribe tenía el 2% en las encuestas, ya sabía que la cosa iba a salir mal"...

Referencias:
Blog de Vladdo: "El uribismo de Alfredo angel":
http://havladdorias.blogspot.com/2007/09/el-uribismo-de-alfredo-rangel.html
Columna de Hommes: "Las estadísticas sirven a muchos amos":
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/rudolfhommes/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-4105544.html
Artículo Diana Durán: "El informe de la discordia":
http://www.elespectador.com/impreso/cuadernilloa/judicial/articuloimpreso-el-informe-de-discordia
Resumen online del libro "Cómo mentir con estadísticas":
http://www.aloj.us.es/vmanzano/pdf/resumen/darrellhuff.pdf

viernes, 25 de abril de 2008

Alicio en el País de los Blogs

Aunque desde hace cierto tiempo sé de la existencia de este medio de expresión + comunicación + información + exhibición + comercialización llamado "blog", y por ende había estado tentado a abrir uno y ver a qué me sabía, tuve que esperar a los resultados de la lucha interna entre mi narcisismo intelectual, mi temor al rechazo, mi exhibicionismo ideológico, mi pavor a convertirme en esclavo de otra página web (como si ya no tuviera que abrir muchas cada mañana), mi necesidad de pegar gritos de indignación y protesta por las vainas de este mundo, y la seguridad de que saber que tengo que escribir algo sería simplemente otro factor de estrés, totalmente innecesario...
Me complace avisar a la comunidad lectora (que en estos momentos se reduce a mí mismo) que mis instintos escritores han vencido en cruenta lucha a mis instintos de supervivencia y que, para bien o para mal, todos mis demonios se alistan a narrar su historia...
Vamos, pues. Probando, probando... sonido, sonido...