domingo, 26 de octubre de 2008

Canción Protesta

Me gusta la “Canción Protesta” que el grupo “Aterciopelados” sacó el año pasado: Me gusta el mensaje central (“Suena otra canción protesta / pero no la llamen terrorista”1), que le cae como anillo al dedo a todos los gobiernos del mundo (incluido el colombiano) que se tomaron la palabra “terrorismo” para criminalizar la oposición y la protesta social, y me gusta también el corto homenaje que, simplemente mencionando sus nombres, le hace a algunos de los más famosos músicos protesta: John Lennon, Bob Dylan y Joan Baez, en los EEUU, y Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Silvio Rodríguez, Víctor Heredia, Alí Primera y otros, en nuestra Latinoamérica. Muchos más pudieron haber sido incluidos: clásicos de la música protesta en EEUU, como Pete Seeger; hippies como Jefferson Airplane; punkeros como The Clash, Anti-Flag, Dead Kennedys, Patti Smith o Green Day; rockeros en español como Ignacio Copani, Los Prisioneros o Molotov; ska's como Los Fabulosos Cadillacs; metaleros como Rage against the machine, System of a down o Sepultura; raperos como Public Enemy, Black Eyed Peas o incluso Eminem; rockeros como Bruce Springsteen, Pearl Jam o todos los participantes de los discos “Rock against Bush” (que ya van por el segundo volumen)... pues han sido tantos los escenarios cubiertos por la música protesta: La guerra civil española, la discriminación racial gringa y sudafricana, la injusticia social latinoamericana, la oposición a las guerras varias que arman los gringos, los derechos de las mujeres...

Me emociona que aún exista alguien con el valor de sacar una canción de este tipo en un país donde la crítica se interpreta como ofensa y como delito (detalle que basta para caracterizarla como una sociedad autoritarista y antidemocrática), y me recuerda la importancia que la música ha tenido desde siempre. En primer lugar, en la denuncia de la injusticia social y los crímenes de las oligarquías, como cuando Mercedes Sosa canta: “Duerme, duerme negrito / Que tu mama está en el campo, negrito / ... / Trabajando, duramente, trabajando, sí / Trabajando y va de luto / ... / Trabajando y no le pagan / ... / Trabajando y va tosiendo / Trabajando, sí / Pa'l negrito chiquitito2... o cuando Los Fabulosos Cadillacs denuncian las desapariciones forzadas provocadas por fuerzas armadas clandestinas al servicio de los más pudientes: “A dónde van los desaparecidos / busca en el agua y en los matorrales / y por qué es que se desaparecen / por que no todos somos iguales / y cuándo vuelve el desaparecido / cada vez que lo traiga el pensamiento3... En segundo lugar, la música ha sido fuente de fortaleza para la resistencia: Desde “We shall overcome” (“We shall overcome, some day / ... / We'll walk hand in hand, some day / ... / We shall live in peace, some day4), hasta los himnos de la protesta “No pasarán” (“Quiere pasar el fascismo mamita mía y no pasa nadie, no pasa nadie”), “El pueblo unido jamás será vencido”, o “Canción con todos” (“Todas las voces todas / todas las manos todas / toda la sangre puede ser canción en el viento / Canta conmigo, canta / hermano americano / libera tu esperanza con un grito en la voz5)... Finalmente, la música protesta nos educa en teoría de la democracia: la importancia del voto, de la discusión crítica y de la separación de poderes, conocimientos que Molotov resume en una máxima muy fácil de recordar: “Si le das más poder al poder / más duro te van a venir a joder6...

Pero, más allá, lo que han hecho estas canciones es conservar para la historia la esencia de todas las ideologías, que es ese sentimiento que las motiva, antes de que se pierdan en los detalles y las formas, en las consecuencias imprevistas o en la perversión por parte de los más indecorosos de sus hijos. Y, aún cuando la ideología fracase porque se pierde en discusiones acerca de nimiedades, porque sus consecuencias la probaron incorrecta, porque algunos de sus hijos la hicieron pedazos con sus actos, o porque sus enemigos se encarguen de amplificar sus problemas para satanizarla, las canciones nos recuerdan que el sentimiento que las motivó sigue igual de vigente, la misma injusticia, el mismo abuso de poder, las mismas mentiras, el mismo dolor y la misma esperanza...


Son muchos los mensajes que podríamos extraer de sus canciones. Pero, por ahora, hay unos cuantos que quisiera traer a colación:

En la costa caribe colombiana es en donde mejor se ve que Colombia es una especie de régimen feudal, donde los señores feudales basan su fortuna en uno de varios negocios legales (vacas o, ahora, palmas) o ilegales (drogas, robos de tierra y corrupción política), mientras millones de siervos les rendimos pleitesía. Mafias, oligarquías, clase política y sector privado, se comportan a veces como una red siniestra, a veces como diferentes estados de una misma sustancia. Manu Chao lo representó en un personaje a quien llamó “Señor Matanza”: “Esta ciudad es propiedad del Señor Matanza / Esa joya, esa mina y esa finca y ese mar, ese paramilitar, son propiedad del Señor Matanza / Ese federal, ese chivato y ese sapo, el sindicato y el obispo, el general, son propiedad del Señor Matanza... El decide lo que va / Dice lo que no será / Decide quién la paga, dice quién vivirá7... Lo que en Colombia no entendimos en ese 1994 fue que el “Señor Matanza” no sólo era el temido Pablo Escobar ni ningún otro enemigo de turno, sino que éramos toda una sociedad narco-facho-feudalista, repleta de estos personajes. De alguna manera, los proyectos confluyen: Los “gremios” con sus intereses en políticas que favorezcan al “sector privado” y no al pueblo, a la concentración y no a la distribución de la riqueza; los políticos, con sus intereses de crear maquinarias para ser elegidos y luego pagar favores con contratos y puestos del estado; los terratenientes, con su afán de conseguir más tierras; políticos y gremios, con el interés de eliminar a la oposición política que los denuncia; mafias, con el interés de eliminar a los políticos que los denuncian; grupos de asesinos al servicio del mejor postor; y los medios, como una empresa más, informando lo que le convenga al proyecto político y económico que los favorezca. Llevamos años de todas estas enfermedades, pero nunca se les había visto funcionar tan sincronizada o aceitadamente como durante los últimos años: Los unos satanizan a la oposición, los otros la asesinan, los otros obligan a votar por un político, el político les aprueba una política económica a los ricos, los medios lo vuelven un ídolo... todo funciona como un relojito... Es la “Pax Colombiana”, lo que la senadora Piedad Córdoba llamó “régimen mafioso” y lo que Manu Chao llamó el “Señor Matanza”.


Los medios de información, pues... medio informan. ¿Cómo se le explica a la gente que El Tiempo, RCN, Caracol y demás, son simples empresas que sirven a sus propios intere$e$ y que no están informando la realidad colombiana? No basta con mostrarles que la familia Santos, dueña de El Tiempo, tiene al vicepresidente y al ministro de defensa en el gobierno; no basta con mostrar que Alvaro García sale de dirigir noticias RCN directo a una embajada. Ni mostrarles documentales como “Outfoxed”, que exponen la podrida médula de la macabra “Fox News”. Tienen el camino libre para seguir con su trabajo de promover el negocio que les conviene: “We gotta work to make the facts fit the false charges / Pull the wool over the eyes of the filthy masses / Stab the people in the back for the corporate choice / Roll the propaganda out using The People's Voice8. Haciendo un cover de la obra de Gil Scott Heron, y recordando el nombre del famoso documental que narra el frustrado golpe de estado a Hugo Chávez, Molotov muestra que la necesidad de un cambio social no es algo que se encuentre en la agenda de los medios de comunicación: “La revolución no te va a quitar el mal aliento / La revolución no te quitará el acné / La revolución no te va a hacer lucir con cinco kilos menos porque la revolución no se televisará / ... / La revolución no regresará después de unos comerciales para apoyar el Tevetón / ... / La revolución no se toma con Coca Cola / La revolución no ayuda a terminar gérmenes que causan el mal aliento / La revolución sí te va a quitar las molestias y el malestar causado por parásitos / Porque la revolución no se televisará9.

¿Cómo se convence a un ciudadano promedio que la programación está diseñada para distraer a las personas de los temas importantes y para que su intelecto crezca lo menos posible?... ¿Cómo decirles: te engañaron, te convencieron de lo que les convenía, y ahora tú defiendes sus intereses con tu vida?... Leo Masliah, por ejemplo, juega con construir un hospital cuyo objetivo es convertir a los pacientes en retrasados mentales, en el cual los medios son parte importante: “Habrá también en cada sala locutores de televisión / que cada día, doce horas de corrido harán su locución / y los pacientes, acostados en las camas, con la obligación / de prestar atención... por algo estarán acá en el Hospital / Para el retardo mental” y “Así como a los locos bravos los internas, que les guste o no / Nosotros llevaremos a la gente sana, todos al camión10. Bueno, nuestro hospital colombiano está haciendo un excelente trabajo: con sus noticieros-shows, con su esfuerzo por satanizar y ridiculizar a los movimientos sociales y a todas las voces de la oposición al actual gobierno; ahora lo importante es una pendejada y las pendejadas son importantes; cada héroe es villano y cada villano es héroe. Nuestros señores matanza son héroes gracias a nuestro hospital para el retraso mental (y, como recompensa, nuestro hospital pronto será ampliado con un tercer canal privado de televisión, propiedad de influyentes grupos económicos extranjeros)...

En un país con 400.000 personas vinculadas a unas fuerzas armadas que consumen casi el 7% del dinero del país, al tiempo que reciben la tercera ayuda militar más grande del mundo por parte de los EEUU, no hay ni espacio ni ganas para discutir a fondo el significado del ejército. Pero, al menos desde el siglo XVII, John Locke había dicho que el único objetivo del estado es proteger la propiedad privada, y, para muchos revolucionarios de los siglos XIX y XX, era claro que el ejército es la herramienta para ello. La policía y el ejército protegen la propiedad privada, ya sea directamente (tu casa, tu reloj, tu tierra) o de forma más abstracta (el “orden público”, tu país), pero resulta que la mayor parte de la población colombiana no tiene posesiones y no hay un ejército que proteja a estos pobres que son abusados por los poderosos y a quienes se mata de hambre día a día. Y, para completar, cada vez que se da una protesta social, las fuerzas armadas del estado (p.ej. el tristemente célebre ESMAD) son los encargados de reprimirla, confirmando la hipótesis de esta manera... y algún manifestante tiene que echarle en cara a un policía que la policía no protege al pueblo, que el que protesta es el pueblo y que ellos están protegiendo a los opresores, cosa que los militares y policías no han sido entrenados para comprender: ellos tienen sus normas de obediencia, su cadena de mando, su bandera por la cual morir, sus enemigos contra los cuales luchar. Una canción protesta manifiesta este sentimiento: Daniel Viglietti: “Soldado, aprende a tirar... Abajo estoy yo contigo, Soldado amigo / Abajo, codo con codo, sobre el lodo / Para abajo no, que allí estoy yo / Soldado, aprende a tirar11...

Es posible pensar en una nueva forma de ejército? Así lo intenta Anti Flag: “We're looking to start a new army, (that's) too smart to fight, too smart to die / We're looking to start a new army, (that's) too smart to fight, too smart to kill / For you / ... / Refuse to pull the trigger of a gun for leaders 'round the world / I'd rather fight to spread some tolerance and unity / Than buy into their nationalistic brainwashing12.

Esto, hablando de los militares de buena fe pero educados en la obediencia ciega, pero también hay que hablar de los alarmantes niveles de corrupción que, en lugar de ser denunciados, son protegidos por los altos mandos militares. Es difícil encontrarse en Colombia con militares honorables, como el coronel retirado Carlos Alfonso Velásquez (prácticamente desconocido para la opinión pública). Pero, al mismo tiempo, cuánto se ha denunciado sobre los generales Rito Alejo del Río, Martín Carreño, Iván Ramírez, Faruk Yanine, Mario Montoya Uribe, y un largo etcétera de manzanas podridas, más largo de lo que un colombiano quisiera aceptar... y cuánto más hay que decir para que cese la permisividad y la complicidad del estado para con ellos? Casos como estos, junto a los incontables abusos de autoridad del soldado o policía raso, generan rechazo hacia las fuerzas armadas: Dice Molotov: “aunque no sepa leer / no sepa hablar / él es el que te brinda la seguridad / así lo tienes que respetar / porque él representa nuestra autoridad / ... / te dimos trabajo pagado y honrado / te dimos un arma para cuidarnos / y el arma que usas, la usas para robarnos13...

Cuánto más habrá que denunciar a la famosa “Escuela de las Américas”, donde los EEUU reclutan a los peores asesinos del continente para convertirlos en zombies descerebrados dispuestos a asesinar la protesta social: “Torture, rape, murder and death are all waiting for you / Democracy subversion, well, they got that covered too / The grad names on their walls, most infamous of all dictators-coup leaders / Learn well, someday you may be ranked with these awesome k-k-k-k-killers14. No se puede esperar nada de un país donde el ejército proteja, por ignorancia, los intereses de los criminales, o donde sean criminales ellos mismos. No puede existir cambio democrático sin un ejército honesto. El ejército de Colombia debe proteger a su gente, no a unos generales barrigones y criminales que disfrutan los lujos de sus clubes militares y sus casas al norte de Bogotá; el ejército de Colombia llora por un cambio profundo.

Mi último tema es la nefasta intervención de los EEUU: De cómo los intereses económicos de estos valen más que la vida de miles, porque, como dice Piero, “...nacen convencidos / que no hay nadie en el mundo / que sea más importante / que los americanos15...

Ya hace muchos años, “The Clash” nos hacía un resumen del intervencionismo norteamericano en Chile, Cuba y Nicaragua: “As every cell in Chile will tell / The cries of the tortured men / Remember Allende, and the days before / Before the army came / Please remember Victor Jara / In the Santiago Stadium / Es verdad - those Washington Bullets again / And in the Bay of Pigs in 1961 / Havana fought the playboy in the Cuban sun / For Castro is a colour / Is a redder than red / Those Washington bullets want Castro dead / ... / For the very first time ever / When they had a revolution in Nicaragua / There was no interference from America / ... / Well the people fought the leader / And up he flew... / With no Washington bullets what else could he do?16... Pero las balas de Washington, sordas a cualquier protesta, seguirían cayendo en latinoamérica: en Panamá y en Colombia, y hoy día merodean Venezuela y Bolivia.

Hoy, en el marco de la “guerra al terrorismo”, nos lo dicen los “Black Eyed Peas”: “We try to stop terrorism / But we still got terrorists here livin' / in the USA, the big CIA / The Bloods and The Crips and the KKK / ... / A war is goin' on but the reason's undercover / The truth is kept secret, it's swept under the rug / ... / Wrong information always shown by the media17. Y también lo hace “System of a down”: “Unnecessary death, Matador corporations, Puppeting your frustrations, With the blinded flag, Manufacturing consent, Is the name of the game, The bottom line is money, Nobody gives a fuck. 4000 hungry children leave us per hour, From starvation, While billions are spent on bombs, Creating death showers18...


El derecho a la protesta, y a la canción protesta, debe ser reivindicado. “Los Fabulosos Cadillacs” expresan el sentimiento del cantor: “Me dicen el matador de los cien barrios porteños / no tengo por qué tener miedo, mis palabras son balas / balas de paz, balas de justicia / soy la voz de los que hicieron callar sin razón / por el solo hecho de pensar distinto, ay Dios...”, y luego nos muestran la entrada del criminal estatal a silenciar su voz: “Mira hermano en qué terminaste / por pelear por un mundo mejor / Qué suenan / son balas / me alcanzan / me atrapan / resiste / Victor Jara / no calla19...

¿Cómo llamar la atención sobre todos estos temas? Sobre este régimen mafioso feudal, esta infame manipulación de los medios, estas fuerzas militares enfermas de poca ética, y estos abusos por parte de los EEUU, y su DEA, y su CIA, y su FBI, y su OEA, y su Fondo Monetario Internacional, y su Banco Mundial, y su Sociedad Interamericana de Prensa, y su Organización Mundial del Comercio, y su Inglaterra, y su Israel, y su Colombia... ¿Qué nuevos caminos deben usarse para motivar a las personas a la reflexión? Como dice Silvio, “Qué tipo de adjetivos se deben usar para hacer / la canción de este barco sin que se haga sentimental, fuera de la vanguardia o evidente panfleto20... Anti-Flag nos señala un primer paso: “Protest, against, injustice, state terror / on the streets of the world / for the disempowered / ... / now it's time to hit the streets / back up those words you've sung / because our voices alone this time will not get it done21. Más revolucionario aún se muestra Molotov: “Hay que arrancar el problema de raíz / y cambiar el gobierno de nuestro país / A la gente que está en la burocracia / a esa gente, que le gustan las migajas / ... / porque somos más y jalamos más parejo / porqué estar siguiendo a una bola de pendejos? / que nos llevan por donde les conviene / y es nuestro sudor lo que los mantiene / los mantiene, comiendo pan caliente / y ese pan, es el pan de nuestra gente22.

Protestar o no protestar... De momento, no se me ocurre sino terminar con un tema clásico de Bob Dylan: “How many years must some people exist / Before they are allowed to be free / And how many times can a man turn his head / and pretend that it just doesn't see / ... / The answer, my friend, is blowing in the wind / The answer is blowing in the wind”23.

--The Ant




Las canciones:

1Aterciopelados, Canción protesta
2Mercedes Sosa, Duerme negrito
3Fabulosos Cadillacs, Desapariciones
4Pete Seeger, We shall overcome
5Mercedes Sosa, Canción con todos
6Molotov, Gimme the power
7Manu Chao, Señor Matanza
8Anti-Flag, The press corpse
9Molotov, La revolución no será televisada
10Leo Masliah, Hospital para el retardo mental
11Daniel Viglietti, Soldado, aprende a tirar
12Anti-Flag, A new kind of army
13Molotov, Hit Me
14Anti-Flag, The school of assassins
15Piero, Los americanos
16The Clash, Washington Bullets
17Black Eyed Peas, Where is the love
18System of a down, Boom
19Fabulosos Cadillacs, Matador
20Silvio Rodríguez, Playa Girón
21Anti-Flag, Protest Song
22Molotov, Gimme the power
23Bob Dylan, Blowing in the wind

Dos frases

“El intelectual en el que pienso tiene también ese deber: no debe hablar contra los enemigos de su grupo, sino contra su grupo. Debe ser la conciencia crítica de su grupo. Romper las convenciones. [...] deben aceptar la idea de que el grupo, al que en cierto sentido han decidido pertenecer, no les ame demasiado. Si les ama demasiado y les da palmaditas en la espalda, entonces es que son peores que los intelectuales orgánicos: son intelectuales del régimen”.
--Umberto Eco
"El humor no distrae: concentra; el humor no acepta: cuestiona; y, finalmente, no gratifica: inocula el veneno de la duda". --Virulo