domingo, 4 de mayo de 2008

Los Magníficos

De repente, acabo de recordar que el nombre del primer grupo paramilitar colombiano que escuché cuando era niño fue "Los Magníficos". Delinquían en la costa caribe colombiana y se hacían llamar así por la serie de Tv del mismo nombre, una de las más populares de los 80s ("The A-Team", en inglés; "El Equipo A", en España; "La Brigada A", en Argentina). Y me llama la atención que, en ninguna de las historias del paramilitarismo, encuentro referencias a este grupo, así que ahora no estoy seguro de si fueron una realidad o una leyenda urbana, pero, en la sociedad donde viví mis primeros años de vida, fueron el tema de conversación obligado durante un buen tiempo...

Ocurrió en los 80s. Yo era un niño/adolescente que veía enormes cantidades de televisión: Desde los concursos de "Pacheco" hasta "José Miel", la primera telenovela de dibujos animados, en donde un pobre chico-abeja buscaba desesperadamente a su madre desaparecida y lloraba desconsoladamente en cada episodio porque le era imposible encontrarla; pero era especialmente fanático de una serie llamada "Profesión Peligro" ("The Fall Guy", en inglés), de la canción, los personajes, la camioneta y especialmente de una de las protagonistas (Heather Thomas)... hasta que, un mal día, empecé a darme cuenta que todos los niños del barrio y del colegio hablaban del nuevo programa que habían puesto en el otro canal. Para no desentonar, me cambié a ver "Los Magníficos", y me quedé con ellos.

La historia me atrapó desde el inicio. Comenzaba con la siguiente declaración del locutor: "Hace 10 años, un tribunal militar condenó a prisión a un grupo de comandos por un crimen que no cometieron. Estos hombres escaparon de la prisión y se refugiaron clandestinamente en Los Ángeles. Hoy, aunque el gobierno los busca, si alguien tiene un problema, necesita ayuda y puede localizarlos, tal vez pueda contratar a... Los Magníficos"... Y entonces había una explosión y comenzaba una música pegajosa "na-na, na-na-na, na-na, na-na-na"... y empezaban a salir los protagonistas: George Peppard (como John "Aníbal" Smith), Dirk Benedict (como "Faz"), Dwight Schultz (como "Murdoch") y Mr. T (como "Mario Baracus"). Todos los personajes tenían su sello distintivo: Aníbal era el líder, el cerebro, emanaba absoluta confianza; "Faz" era el galán, y usaba sus atractivos para conseguir lo que necesitaran; Murdoch estaba loco, pero hacía de su locura algo tan gracioso que era el más imitado por los niños; y Mario Baracus era el símbolo perfecto de la fuerza bruta.

Por esto, cuando la prensa comenzó a hablar de un grupo paramilitar llamado "Los Magníficos", los niños lo recibimos con simpatía. Ni mis compañeros ni yo entendíamos lo que era paramilitarismo, simplemente identificábamos a estos delincuentes con nuestros héroes, es decir, los veíamos como renegados incomprendidos aplicando la justicia que el gobierno no daba. Si hoy, cuando ya no ven "Los Magníficos", los niños aún piensan que los paramilitares son valerosos grupos de "justicia privada" (palabras de Uribe), el caso era aún peor a fines de los ochenta. En esa época, recuerdo haber escuchado adultos criticando el programa, responsabilizándolo por el desangre que estaba viviendo Colombia, algunos desde un punto de vista psicológico y otros desde un punto de vista político; pero las respuestas a ambas críticas estaban ahí afuera y, personalmente, me parecían absolutamente convincentes: primero, "nadie va a salir a matar a otro porque lo vio en un programa de Tv", y, segundo, "esto es Tv, una serie de acción, no es ninguna conspiración política ni nada por el estilo, dejen la paranoia"...

Ojalá en esa época alguien me hubiera explicado las cosas de otra forma: Ojalá alguien hubiera empezado por explicarme que, hacía unas pocas décadas, el entonces presidente de los EEUU, Theodore Roosevelt, había creado una enmienda a la llamada "Doctrina Monroe" conocida como el "Corolario Roosevelt", según la cual "si un país latino-americano situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo, reestableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas" [1]. Y que, con el excelente pretexto de la expansión de un comunismo que quitaba la libertad y la democracia, los EEUU se habían dedicado a intervenir todos los regímenes latinoamericanos en donde sus intereses peligraran: Panamá, Cuba, Nicaragua, Haití, República Dominicana, El Salvador, Chile, Venezuela, todos... Alguien debió haberme explicado que los intereses de empresas como la "United Fruit Company" (hoy "Chiquita") habían estado detrás de masacres y golpes de estado por todo el continente. Que, para proteger sus intereses, los EEUU apoyaron a los peores dictadores del hemisferio, como Pinochet en Chile (al tiempo que hacían lo mismo en el sur de Asia). Y que, ojalá alguien me lo hubiera dicho, Colombia no había sido la excepción: Que, en al año de 1962, unos años antes de que aparecieran la guerrilla de las FARC y el ELN, el general Alberto Ruiz Novoa había llevado a Colombia un grupo de militares estadounidenses bajo la dirección del general William Yarborough, quienes recomendaron "seleccionara a personal civil y militar para entrenarlos clandestinamente en operaciones de resistencia en caso de que se les necesitara en el futuro" y que esta estructura "se utilizara para funciones de contra inteligencia y contra propaganda y, si fuera necesario, para ejecutar actividades paramilitares de sabotaje o terroristas contra conocidos defensores del comunismo" [2]. Y que el gobierno colombiano había seguido todas las recomendaciones (¿u órdenes?), promulgando el decreto 3398 de 1965, convertido en la ley 48 de 1968, que autorizaba al gobierno a crear "patrullas civiles" y al ministro de defensa a suministrarles armas. Y que, años después, los manuales de contra-guerrilla enseñarían a crear "juntas de autodefensa" y a que "se envíen agentes clandestinos de civil, que cumplan y simulen misiones de los bandoleros, integrantes de una cuadrilla, para luego hacer el patrullaje de rigor. Los que no pasan la prueba se ponen en una "lista negra." Los que no dejan clara su lealtad se ponen en una "lista gris"..." [2]. Y que, desde el gobierno de Julio César Turbay, se empezó a decir que los que protestaran por cualquier injusticia eran "los brazos desarmados de la subversión" [2]; y, en su tristemente célebre "Estatuto de seguridad", se declaraban crímenes tales como "trastornar el orden público" [2]. Y que, al amparo de estas tácticas, se practicó la persecución y exterminio al partido comunista, a los sindicalistas, a los periodistas que no se quedaban callados, y luego a la Unión Patriótica, y se generaron las primeras organizaciones paramilitares, como el MAS, a comienzos de los ochenta. Y que nunca fueron ni justicieros, ni protectores, sino escuadrones que asesinaban para defender los intereses económicos de sus amos, y de los amos de sus amos. Por lo menos, para que un niño como yo lo entendiera, alguien me hubiera dicho que por culpa de esos escuadrones de la muerte, en Colombia había 15000 pequeños "José Miel", buscando 15000 madres, a las que nunca encontraban y por las que lloraban desconsoladamente en cada capítulo de sus vidas.

En este contexto, uno no puede ver a "Los Magníficos" (la serie de Tv) con los mismos ojos inocentes. "Los Magníficos" eran ex-militares, acusados de crímenes que "no cometieron", prófugos de la justicia, que se tomaban la justicia por mano propia, y a quienes la gente les pagaba para cometer crímenes. Es lo que Colombia estaba haciendo en silencio desde 1962, con el beneplácito de los EEUU, sólo que la magia de Hollywood podía hacerlo ver "cool"... ¿Cómo se puede dejar uno engañar así??? No sólo era un modelo subliminal para todos los paramilitares; era un mensaje directo. Tanto así que el primer grupo paramilitar que se hizo famoso para nosotros los niños se hacía llamar "Los Magníficos"...

Por eso me perturba escuchar la noticia de que "Los Magníficos", "The A-Team", haya dado el salto al cine de Hollywood (hace poco sacaron una nueva versión de "Rambo" también)... 20th Century Fox... del director John Singleton ("2 fast 2 furious")... Woody Harrelson, como Murdoch... Ice Cube como Mario Baracus... La película se estrenará el 12 de junio del 2009, pero preparémonos para la invasión publicitaria a Colombia cuando esto ocurra: el cubrimiento de los medios de desinformación, las estrellitas de la farándula hablándonos de lo buena que era lo serie y lo mucho que quieren ver la película. Y, cuando eso ocurra, recordemos que su mensaje es terrible para nuestro país, y que no podemos permitir que los niños de hoy crezcan con la falsa imagen que crecimos nosotros.

Aún tengo asuntos pendientes con el niño que fui en los ochenta, y uno de ellos es recomponerle las imágenes de quiénes eran los héroes y quiénes los villanos... Otro tiene que ver con la mamá de "José Miel", pero uno ya no sabe ni qué pensar en estos días... Yo hasta he empezado a sospechar que este fue otro caso de desaparición forzada... Habrá que preguntarle a los de siempre.

References:
[1] Wikipedia, Corolario Roosevelt: http://es.wikipedia.org/wiki/Corolario_Roosevelt
"Any country whose people conduct themselves well can count upon our hearty friendship. If a nation shows that it knows how to act with reasonable efficiency and decency in social and political matters, if it keeps order and pays its obligations, it need fear no interference from the United States. Chronic wrongdoing, or an impotence which results in a general loosening of the ties of civilized society, may in America, as elsewhere, ultimately require intervention by some civilized nation, and in the Western Hemisphere the adherence of the United States to the Monroe Doctrine may force the United States, however reluctantly, in flagrant cases of such wrongdoing or impotence, to the exercise of an international police power": Theodore Roosevelt (1904)
[2] Human Rights Watch, Las Redes de Asesinos de Colombia, 1996:
http://www.humanrightswatch.org//spanish/informes/1996/colombia2.html